Francisco González en Financial Times: "el monopolio de la banca ha muerto"

En un artículo publicado en el Financial Times el 3 de diciembre pasado titulado “Los bancos necesitan incorporar a Amazon o Google, o morirán”, el Consejero delegado del BBVA, Francisco González, admite abiertamente que “el monopolio de los bancos ha terminado” y que empresas tecnológicas como Google o Amazon están hoy en mucho mejor posición para abordar los retos de futuro de la banca. El directivo de BBVA añade que el sector financiero, con una infraestructura tecnológica construida en los años 60 y 70 repetidamente parcheada, y una cultura poco afín a la de Internet, está lastrado para afrontar este reto.apple-amazon-facebook-google
Nada de todo esto es noticia. De hecho, se podrían mencionar otros retos que está viviendo la banca tradicional como la competencia creciente que les está llegando de las entidades crediticias P2P (créditos de particular a particular, como por ejemplo la española comunitae.com). O las monedas complementarias y alternativas, de las cuales el Bitcoin es la más famosa, pero sin duda no la única ni la más importante. La gran noticia es que Francisco González lo declare en la columna de opinión de The Financial Times.
¿Qué significa esta declaración? Es probable que el artículo sea un guiño a los gigantes de Internet para aproximarse a los gigantes financieros y tratar de provocar la fusión entre ambos. De ahí el hincapié de Francisco González en los seis años que BBVA ha invertido en modernizar sus infraestructuras tecnológicas. Pero desde un punto de vista estratégico, esa posible fusión tiene mucho más sentido para la banca que para las empresas tecnológicas pues, si el monopolio de la banca ha caído ¿para qué necesitan las tecnológicas a la banca? Allí donde la banca tiene su valor diferencial, su red de oficinas, es en los mercados maduros de los países desarrollados, mercados con poco potencial de crecimiento. Las posibilidades de crecer están en los países emergentes, y en esos países el crecimiento se está produciendo sobre todo a través de los canales de banca móvil. Nada impide a las tecnológicas, acompañadas quizá de las operadoras de telecomunicaciones, copar esos mercados desplegando sus modernos sistemas de interacción online y de banca móvil, ahogando así las opciones de crecimiento de la banca tradicional que se vería así abocada a una inexorable caída.
Resulta llamativo leer a Francisco González exponiendo el gran potencial de la banca convencional de ofrecer datos sobre los hábitos de compra de los usuarios a empresas como Amazon y Google, empresas que saben todo, y cuando digo todo es todo, de sus usuarios y clientes. Con los sistemas de análisis de grandes cantidades de datos, lo que se denomina Big data, y una interacción con el cliente cada vez más multicanal en la que internet esté presente, ese tipo de información es ya una realidad al alcance de muchas empresas, que nadie está buscando precisamente en los bancos.
Este incierto futuro del sector financiero encaja con las declaraciones de la troika de hace apenas una semana. En su reciente visita a España, los hombres de negro manifestaban su preocupación por la falta de rentabilidad de la banca, y animaban a las instituciones financieras españolas a salir al exterior. Lo que ocurre es que en el exterior se encontrarán con el panorama que he descrito antes.
Por lo tanto, estamos frente a un sector financiero que es todopoderoso hoy pero consciente de lo efímero de su hegemonía.  Como un rey con el ejército enemigo a las puertas de la muralla, está buscando salidas o incluso buenas condiciones para la rendición, pero no va a vender barato su pellejo y va a ejercer su poder hasta el final, usando al gobierno para liquidar el país, pronto no quedará más que lo que esté atornillado al suelo, tal como ilustraba hace poco Simona Levi, en su exhortación para unirse en una propuesta ciudadana de mínimos que se ha denominado Partido xComo ya he comentado, hace tan solo un par de semanas el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, admitía abiertamente lo que todos sabíamos pero su gobierno había estado negando hasta ahora: que los rescates del sector financiero los íbamos a pagar, en su momento, los contribuyentes con cargo a los presupuestos generales del estado, pues “ningún país puede vivir sin un sector financiero”.  Resulta lamentable la abierta rendición de nuestros políticos a un poder que, no solo no representa la soberanía popular, sino que además es un poder sin futuro.
El poder financiero tiene un activo ilegítimo en su posición de domino actual. Tiene la protección declarada del poder político, que aprovecha una estructura política originalmente diseñada para distribuir la renta de arriba abajo, para hacer una redistribución de la renta en el sentido contrario y pagar así rescates e intereses de la deuda cada vez mayores a los bancos con cargo a las cuentas públicas y aplicar una política impositiva cada vez menos progresiva. En una sociedad un poco más democrática que la actual estarían corriendo ríos de tinta en la Academia y en los medios de comunicación, no habría nada de mayor actualidad política y económica que encontrar alternativas a este sector financiero (que es la parte fundamental del sistema monetario) sin el que no podemos vivir pero que tiene a la sociedad en una situación de secuestro. Ni siquiera hay que tener mucha inventiva, aunque solo fuese eso, podrían escuchar a Francisco González, que lo dice bien claro: el futuro de la banca es tecnológico. Pero no tiene por qué ser lo que Francisco González espera.
La sociedad civil puede quedarse presenciando el negocio, la venta ordenada de esa posición de privilegio y dominio que detenta el poder financiero, o un traslado de ese activo ilegítimo a nuevos y más competentes dueños: las empresas tecnológicas. O también puede prepararse para tomar cartas en el asunto y aprovechar que ya es oficial porque Francisco González lo ha dicho: el monopolio de la banca ha muerto.
Quizá es el momento de que la ciudadanía empiece a entender de dónde sale ese inmenso poder que doblega a los poderes políticos y comprenda cómo adquirir esta parte de la soberanía que claramente no está en el pueblo, pues esa soberanía ahora está a disposición del mejor postor.

Tenemos alternativas para no vender el patrimonio

La venta del patrimonio público parece ser la huída hacia adelante preferida de los gobiernos de este país. El viernes pasado el presidente del gobierno declaraba sin rubor en RNE lo que todos ya sabíamos, que el rescate bancario lo pagaremos todos los españoles por la vía de los presupuestos generales del estado. El agujero presupuestario se está cubriendo, como también sabemos todos, con recortes en los servicios públicos como educación o sanidad, pero también con la venta del patrimonio nacional. Hace dos meses, saltaba la noticia de la venta del 10% del Parque Natural de los Alcornocales.
En los presupuestos de 2014 de la Generalitat de Catalunya hay incluidos 842 millones € de ingresos previstos por la enajenación de patrimonio. Patrimonio perteneciente a los catalanes, que se va a vender en las peores condiciones de mercado posibles al mejor postor (¿extranjero?), simplemente para poder hacer frente a los pagos previstos. Esta pérdida de riqueza es equivalente a cuando no hay para comer y se malvende la casa, pero después se alquila a quien la ha comprado… pan para hoy y hambre para mañana.
Sin embargo, esta no es la única opción que tienen las administraciones públicas. Existen opciones que permitirían solucionar de otra forma los problemas de falta de liquidez. Recordemos lo que explicaba Ellen Brown en su libro “Telaraña de deuda” (1) respecto a una pequeña isla entre Francia e Inglaterra que tomó la determinación de no vender su futuro:
“Mientras los banqueros estadounidenses insistían en que el gobierno tenía que pedir prestado en lugar de imprimir el dinero que necesitaba, los residentes de un pequeño Estado insular en la costa de Inglaterra estaban llevando a cabo en silencio un experimento que mostraría que el argumento de los banqueros sobre el peligro de la inflación es una farsa. Guernsey se encuentra entre las islas del Canal británicas, a unos 75 kilómetros al sur de Gran Bretaña. En 1994, el Dr. Bob Blain, el Profesor de Sociología en la Universidad del Sur de Illinois, escribió acerca del notaguernsey-peter_1678294cble caso de esta isla:
“En 1816 sus diques se desmoronaban, sus caminos estaban embarrados y sólo tenían 1,3 mt de ancho. La deuda de  era de 19.000 libras. Los ingresos anuales de la isla eran de 3.000 libras de las cuales 2.400 necesitaban ser utilizadas para pagar los intereses de su deuda . No es sorprendente que la gente abandonase Guernsey, había poco trabajo.
Entonces, en 1816, el gobierno de  Guernsey creó y prestó billetes sin intereses por valor de 6.000 libras. Unas 4.000 libras fueron utilizadas para iniciar las reparaciones de los diques. En 1820, otras 4.500 libras fueron emitidas, una vez más sin intereses. En 1821, otras 10.000; en 1.824, 5.000; en 1.826, 20.000. En 1837, 50.000 libras se habían emitido sin intereses para el uso principal de proyectos como diques, carreteras, el mercado, iglesias y colegios. Esta suma duplicó con creces la oferta monetaria de la isla durante este período de trece años, pero no se produjo inflación. En el año 1914, cuando los británicos limitaron la expansión de su oferta de dinero, debido a la Primera Guerra Mundial, el gobierno de Guernsey emitió otras 142.000 libras en los siguientes cuatro años y nunca miraron hacia atrás. En 1958, más de 542.000 libras se habían emitido, todo ello sin inflación.
“Guernsey tiene un impuesto sobre la renta, pero el impuesto es relativamente bajo (una tarifa “plana” del 20 por ciento), y es simple y sin escapatoria. No tiene un impuesto sobre sucesiones, no hay impuesto de ganancias de capital, ni ninguna deuda federal. Los bancos comerciales dan servicio a prestamistas privados, pero el gobierno no se endeuda. Cuando se quiere crear una infraestructura o servicio público, sólo se emite el dinero que se necesita para pagar el trabajo. El Gobierno de Guernsey ha estado emitiendo su propia moneda desde hace casi dos siglos. Durante ese tiempo, la oferta de dinero ha crecido cerca de 25 veces su tamaño original, sin embargo, la economía no se ha preocupado por la inflación de precios, y se ha mantenido próspera y estable (2).
“Muchos otros países también han emitido con éxito su propio dinero, pero Guernsey es uno de los pocos que se han quedado fuera del radar el tiempo suficiente para escapar de los ataques encubiertos de un cártel bancario internacional que pretende monopolizar la capacidad de crear el dinero.”
El secreto de la ausencia de inflación es que el dinero invertido en economía productiva (la construcción de infraestructuras necesarias lo es) genera directa o indirectamente nuevos productos y servicios que se pueden comprar con ese nuevo dinero. La condición para que se produzca inflación es que haya demasiado dinero en el mercado tratando de comprar demasiados pocos bienes y servicios. Por lo tanto, para mantener la inflación a raya hay que invertir en la creación de nuevos bienes y servicios que tengan demanda real y efectiva en el mercado, o que sirvan para propiciar su producción.
Hace unos días Valor Afegir de TV3 hizo un reportaje sobre monedas sociales en que se presentaba el proyecto Eurocat, al que contribuyo. Si la Generalitat participase en proyectos como este, no tendría que dilapidar el patrimonio de los catalanes… Y además se ahorraría los 2.077 millones € que tiene presupuestado pagar en intereses de la deuda.
Nota añadida 12/12/2013: Tras algunos comentarios debo hacer una aclaración. El caso de la isla de Guernsey no puede llevarnos a la conclusión de que el Estado puede emitir dinero sin control y mucho menos para cualquier propósito. Se pueden documentar casos claros en los que los Estados, especialmente para poder sufragar conflictos bélicos, han sobre-emitido la moneda nacional, que ha acabado perdiendo valor y generando inflación. Lo que este artículo pretende es demostrar es que ese mal uso de la emisión monetaria por parte de los Estados no tiene por qué ocurrir y también, que la solución a esa eventualidad no pasa por obligar al Estado a pedir prestado a bancos o mercados financieros. La solución es que esa capacidad de emisión monetaria esté controlada por la ciudadanía para que se produzca en la cantidad y para los propósitos democráticamente elegidos.
(1)   Extracto de Ellen Brown “Web of Debt” – Third Millennium Press – Baton Rouge, Louisiana – EEUU. Página 115.
(2)   Bob Blain, “The Other way to Deal with the National Debt”, Progressive Review (Junio 1994)

¿Crisis financiera o crisis monetaria?

Alternativas Económicas LogoA continuación copio uno de mis artículos, publicado recientemente en la nueva revista Alternativas Económicas. Esta revista acaba de abrir sus puertas en España, tras 32 años de andadura en Francia como Alternatives Economiques.
 
¿Crisis financiera o crisis monetaria?
Susana Martín Belmonte – Firma invitada
Alternativas Económicas
Agosto 2013
 
Desde hace 5 años no hacemos otra cosa que hablar de la crisis financiera, sus causas y posibles soluciones. Una de las cuestiones que han quedado claras es que la crisis financiera se desencadenó a causa de la forma irresponsable en que las entidades financieras prestaron dinero en la época que va desde el año 2001 al 2007. Y esto se refiere tanto al perfil del inversor como al objetivo de la inversión, que fue en gran medida la especulación inmobiliaria.
No hay más que revisar los augurios de aquellos que predijeron la crisis de 2008. Todos advirtieron el peligro que había en la gran burbuja de deuda que se estaba creando. Economistas como Steve Keen, Nouriel Roubini, Dan Baker, técnicos del Banco de España o el ecologista Ramón Fernández Durán, por poner solo algunos ejemplos, están entre ellos.
También está probado que esta gran burbuja de deuda fue sobre todo una burbuja de deuda privada, salvo en algunos países como Grecia. Este es el caso de países como España, Estados Unidos, Irlanda y Reino Unido.
Por lo tanto, la cuestión estriba en qué criterios se han seguido para asignar el crédito privado, por qué son erróneos y cómo podrían mejorarse.
Cuando pensamos en el crédito, mentalmente visualizamos a un ahorrador depositando el dinero en el banco y a un inversor tomando un préstamo del banco. Aquí empieza el error. Se supone que el dinero ya existe y por eso se presta, lo cual es falso.
En general la gente no sabe cómo se crea el dinero. Pero esta cuestión se elude, como si fuese un detalle sin importancia y, en lo relativo a la forma de prestar ese dinero cuyo origen se desconoce, se asume que se presta el dinero que ya existe, pues la lógica dicta que no se puede prestar lo que no existe.
 
El dinero existe porque se presta
Sin embargo, como tantas veces ocurre, la realidad es contraintuitiva: el dinero no se presta porque ya existe, sino que existe porque se presta. El sistema bancario crea la mayor parte del dinero en circulación al otorgar préstamos. Prestar es la forma de crear una gran parte del dinero en circulación: el dinero bancario. El sistema financiero forma parte del sistema monetario. Aquí radica la importancia del sistema monetario. Los aspectos esenciales respecto a cómo se presta el dinero no se cuestionan, pues desde este falso punto de partida (o sea: se presta el dinero que ya existe) es fácil dar por buena toda una justificación de cómo funciona la asignación de crédito, que es igual de falsa: el ahorro debe ser trasladado a la inversión, la función de los bancos es hacer de intermediarios entre ahorro e inversión, hay que incentivar a los ahorradores con el pago del interés para que presten su dinero… Toda esta serie de ideas que no corresponden a la realidad sirven aún de base de razonamiento para diagnosticar el problema financiero y buscar soluciones. No es sorprendente que las propuestas resultantes no estén resolviendo nada.
Para detallar más lo equivocada que está la opinión generalizada respecto al funcionamiento del sistema crediticio citaremos, por ejemplo, a Jaromir Benes y Michael Kumhof, dos economistas del Fondo Monetario Internacional que han escrito, a título personal, un artículo titulado: The Chicago Plan revisited, en el que proponen un nuevo sistema monetario. En dicho artículo se describe en detalle el funcionamiento del sistema actual y se declara, citamos textualmente:
“En el sistema monetario actual (…) los cambios en los agregados monetarios de una nación dependen de si los bancos tienen voluntad de crear depósitos. Y los bancos crean (o destruyen) depósitos cuando crean (o destruyen) préstamos bancarios.”
“La función fundamental de los bancos en las economías modernas no es la, bastante accesoria, de hacer de intermediarios entre depositantes y prestatarios, sino su función central como creadores y destructores de dinero”
“la recomendación tan escuchada, de que para generar los adecuados niveles de inversión la economía tiene que generar suficiente ahorro, está fundamentalmente equivocada, porque el sistema crediticio creará el ahorro junto con la inversión [al prestar el dinero].”(Traducción de la autora)
Solucionar y prevenir las crisis financieras consiste en prestar (crear) el dinero bajo otros criterios y esos nuevos criterios son mucho más fáciles de concebir prescindiendo de los principios falsos que hemos mencionado y considerando las verdaderas posibilidades a nuestro alcance, que son mucho más amplias de lo que parece. Posibilidades que ya se están concretando en propuestas para reformar el sistema monetario, como la que acabamos de citar.
 
La ‘R-economía’
La propuesta que yo aporto se llama R-economía. Se trata de un sistema monetario con dinero digital nominativo (anotaciones en cuenta a las que se accede por medios telemáticos), que se crea sin intereses para nutrir la economía productiva, y que permite crear una economía real no especulativa. Esta propuesta está detallada en mi libro: Nada está perdido. Un sistema monetario y financiero alternativo y sano (Icaria 2011).
Otras iniciativas proponen la reforma monetaria por la vía de la creación de monedas paralelas o complementarias. El execonomista jefe del Deutsche Bank, Thomas Mayer, propuso en 2012 la creación de un sistema monetario paralelo para solventar los problemas de los países periféricos de la Unión Europea. Su propuesta para Grecia, concretamente, es una moneda paralela denominada GEURO. Más información en este documento publicado por la BVMW (Asociación alemana de pymes) (página 65).
Junto con Thomas Mayer, otros economistas han firmado una declaración en la que defienden la creación de monedas paralelas o complementarias como solución a los problemas de las economías en dificultades de la zona euro.
Pero esta tendencia no es solo el resultado de los problemas monetarios de la zona euro. Las monedas alternativas han sido tradicionalmente la solución en momentos de escasez monetaria. En Suiza hay una moneda complementaria llamada Wir que está en funcionamiento desde 1934, cuando un grupo de empresarios suizos la pusieron en marcha para combatir la Gran Depresión. Hoy la usan más de 60.000 pequeñas y medianas empresas locales. Hay estudios que atribuyen a esta moneda la estabilidad de la economía productiva suiza.
En Brasil, el banco central ha decidido apoyar la creación de monedas complementarias, después de comprobar los beneficiosos efectos que tuvo la creación de una moneda social en la zona de Fortaleza por parte de una asociación, una institución que después se ha denominado Banco Palmas.
En la ciudad de Bristol en UK se ha puesto en marcha una moneda paralela (Bristol Pound). El alcalde de dicha ciudad ha decidido cobrar el 100% de su sueldo en dicha moneda.
 
Las cripto-monedas
Junto a esta tendencia, más bien social, cuyo objetivo es encontrar soluciones monetarias en el marco de la recesión, también existen otras soluciones monetarias innovadoras que merecen una categoría aparte. La más destacada serían las denominadas cripto-monedas, como el bitcoin, que se crean desencriptando código informático. Son monedas P2P que tiene la capacidad de escapar al control de los gobiernos, en las cuales el componente social se reduce a aceptar formar parte de la comunidad que las usa. Más información en este enlace: http://yanisvaroufakis.eu/2013/04/22/bitcoin-and-the-dangerous-fantasy-of-apolitical-money/
Y no podemos olvidar las monedas corporativas que ante todo buscan el beneficio de las empresas que las crean. Amazon ha creado el Amazon Coin para consumir aplicaciones y servicios en entorno del kindle fire. Facebook y el entorno virtual Second Life, también crearon sus propias monedas en el pasado. Las millas aéreas y los programas de fidelización que permiten ganar puntos canjeables por una serie de productos con el consumo de productos o servicios de una determinada marca no dejan de ser sistemas monetarios paralelos, y la tendencia es que sigan creciendo.
A pesar de que la falta de liquidez es el motivo dominante para el uso de monedas alternativas, el verdadero reto no es tapar el agujero de liquidez que sufre actualmente la economía real. Argentina, en la época del corralito, generó numerosos esquemas de intercambio con unidades de cuenta complementarias. Pocos de ellos sobreviven, por desgracia, y la fórmula para asignar el crédito, en la mayor parte del mundo, sigue siendo esencialmente la misma. Una fórmula que, como se ha demostrado, ha sido la causa de la Gran Recesión en la que estamos. El verdadero reto es la reforma monetaria, crear un sistema monetario y financiero que, además de ser un parche de liquidez en la situación actual, pase de lo coyuntural a lo estructural, y constituya una forma diferente de asignar el crédito, una forma diferente de crear el dinero que no provoque crisis financieras, recesiones ni todos los demás problemas que genera el sistema monetario actual, que van mucho más allá de lo descrito en este artículo.
 
Original publicado en Alternativas Económicas

Innovación monetaria: El Bitcoin es más rentable que Apple


El valor del Bitcoin está subiendo como la espuma. Este sistema monetario alternativo está ganando defensores y detractores gracias a la revalorización que está experimentando (más de un 200% desde enero) pero es, ante todo, una muestra de la innovación disruptiva que supone el dinero digital.
Un lector bien informado me hace llegar este vídeo de Max Keiser sobre el BitcoinEl Bitcoin es un sistema monetario de dinero digital, anónimo, opaco, difícil (o imposible) de fiscalizar, perfecto vehículo de especulación y una herramienta excelente para cualquier mercado negro. Pero también es una moneda que se crea sin intereses y de forma descentralizada: dinero P2P, que mantiene su valor gracias a una estudiada escasez auto-impuesta de antemano. Obtener Bitcoins es posible comprando los ya existentes o creándolos mediante una desencriptación de código que exige una capacidad de procesamiento informático creciente y, por lo tanto, cada vez más difícil de alcanzar: la estructura de poder que revela esta forma de creación monetaria es que quien más dinero o más capacidad de procesamiento tiene, más Bitcoins puede obtener, lo cual no me parece muy progresista desde el punto de vista social.
Como dije en mi última presentación el 7 de marzo de 2013, como invitada en el foro de ideas de ICV , la transformación del sistema monetario va a ocurrir, con o sin políticos. El sistema bancario es una de esas industrias cuyo producto se ha convertido en un activo digital. Para muchas de ellas, la digitalización ha supuesto una innovación muy disruptiva en su modelo de negocio. La convulsión sufrida por la industria de la música o la prensa son claros ejemplos. No hay ninguna razón para pensar que no vaya a darse en la industria bancaria, en donde la masa monetaria es cada vez en mayor medida digital (entre un 80% y un 97%, según los países).
El sistema monetario actual es un impedimento para la soberanía popular. Esta es una de mis tesis fundamentales y el principal argumento para proponer la R-economía, el sistema monetario y financiero alternativo y sano que publiqué en Nada está perdido a principios de 2012, o cualquier otra variante que pueda surgir de la ciudadanía. El Bitcoin no lo es. Sin embargo, establece un precedente. Es una primera dentellada al modelo de negocio del monolítico sistema monetario y financiero hegemónico.
A pesar de que existen más de 4.000 sistemas de monedas alternativas o complementarias en el mundo (en España casi 150 y más de 300 bancos del tiempo), estos apenas han acaparado la atención de los medios, pues se trata de monedas sociales, que huyen de la especulación y la usura: no muy noticiables, según los criterios actuales de una gran parte de la prensa. Pero el Bitcoin ha subido de precio un 200% solo en este año, se está convirtiendo en un activo financiero más valioso que cualquier moneda convencional como el Euro o el Dólar, y ese es un logro con el que ya puede empezar a competir por las primeras planas de los medios financieros y generalistas.
Por más que parezca irreductible, el sistema monetario y financiero actual se encuentra en una posición “vulnerable” desde un punto de vista evolutivo. El cambio de circunstancias que ha tenido lugar por el cambio en el estado de la tecnología en la industria es muy probable que sea tanto o más decisivo para su caída que toda la indignación que ha provocado en la sociedad con las innumerables pruebas de despotismo que ha protagonizado.
La tecnología lo permite y las circunstancias socio-económicas lo exigen. El sistema monetario y financiero va a transformarse de forma decisiva. La cuestión es si en algún momento, alguna moneda de las que está poniendo en marcha la ciudadanía, con criterios sociales como el control social del crédito, se hará lo suficientemente potente como para eclipsar a la moneda convencional también, o si serán iniciativas como el Bitcoin, en las que la justicia social brilla por su ausencia, las que cambien para siempre nuestro sistema económico. Probablemente, ambas cosas ocurrirán.

Las 7 mejores estrategias para redistribuir la renta de abajo a arriba

Puesto que estamos viviendo el desmantelamiento del Estado del Bienestar, a continuación se recogen de forma esquemática las estrategias más efectivas para transferir renta de las capas medias y bajas de la población hacia las más pudientes. Todas ellas son perfectamente legales. Aquí no se incluyen casos de corrupción como la manipulación del LIBOR por parte de bancos británicos como Barclays o Royal Bank of Scotland, o los pagos de comisiones a políticos, como el caso Bárcenas, o la estafa de las Preferentes que muchos bancos han operado sobre sus más incautos clientes.
1. Rescatar bancos
La más escandalosa de todas. En Europa todavía nos estamos acostumbrando a esta idea que ya es tristemente familiar para nuestros amigos de Latinoamérica. Consiste en proteger las empresas financieras fallidas con dinero o avales públicos para que no quiebren. Una magnífica forma de evitar las leyes del mercado. El resto de los mortales, cuando hace mal sus negocios se arruina, pero no los bancos.
2. Permitir la inflación en activos como la vivienda (que es un bien de primera necesidad)
Se supone que si no sube el IPC más allá de un 2% o 3%, la inflación está controlada. La vivienda salió del IPC justo cuando la burbuja inmobiliaria empezaba a inflarse. Si la vivienda hubiera seguido en el IPC, habría que haber controlado la financiación del sector inmobiliario para impedir la subida del IPC y poder cumplir los criterios de la unión monetaria (y de paso, la burbuja inmobiliaria). Pero la financiación desproporcionada del sector inmobiliario ha sido muy lucrativa para los especuladores, mientras que para las familias no especuladoras ha supuesto el encarecimiento de un bien de primera necesidad. En la misma línea, la burbuja de las materias primas triplicó los precios de los cereales en la década pasada, según la UNCTAD, causando grandes hambrunas en ciertas partes del planeta.
3. Hacer una reforma laboral que abarate el despido (para fomentar el empleo).
La deslocalización de empresas a países con condiciones laborales, sociales y ecológicas ínfimas está teniendo su efecto ya en los países desarrollados: igualar a la baja esas condiciones en todo el mundo. En Alemania hay minisueldos de 400€ y en España la destrucción de empleo ha alcanzado cotas históricas, sin mejorar en absoluto tras el cambio de la legislación laboral. En los últimos tiempos el 38% de las empresas del IBEX35 han llevado a cabo Expedientes de Regulación de empleo que, para completar el despropósito,  se financian parcialmente por parte del Estado, agudizando su endeudamiento.
4. Sustituir impuestos directos por indirectos
Con estas medidas se reducen los impuestos directos como el IRPF por impuestos indirectos como el IVA. Mientras que los primeros son progresivos y gravan más al que más tiene, los segundos son iguales para todo el mundo. De esta forma, la carga fiscal del estado la tenemos todos por igual y se impide la redistribución de la renta (de arriba abajo) que proponían las políticas Keynesianas.
5. Financiar una crisis bancaria con deuda pública
Los intereses de la deuda pública supone cada vez una parte mayor del gasto público en todos los países afectados por la crisis. En España en 2013 se dedicará un 33% más que en 2012 a esta partida. Los inversores en deuda pública son los propios bancos y fondos de inversión, que canalizan el ahorro de personas y sociedades que disponen de suficiente renta como para invertir en deuda pública. Las personas que pagan esos impuestos son los contribuyentes. Por si en algún momento surge la tentación de hacer una auditoría a la deuda pública y se decide no pagarla con argumentos como que la ciudadanía no ha votado en unas elecciones la opción de rescatar un solo banco con dinero público, siempre se puede elegir un tórrido día de agosto en el que la gente esté distraída para aprobar un nuevo artículo en la constitución que priorice el pago a los acreedores del estado, por encima de cualquier otra obligación.

6. Legalizar la evasión de impuestos y llamarlo optimización fiscal.
La libre circulación de capitales, en la práctica, significa que una empresa puede producir en un país en el que haya mano de obra muy barata, como Bangladesh, comprar esos productos desde una empresa situada en otro país como Luxemburgo y vender desde allí en España, no tributando nada por el impuesto de sociedades y cargando el producto con solo un 4% de IVA. Así llegamos a situaciones como que a Apple Inc.  en España le salga la declaración a devolver, a pesar de que sus ventas están disparadas, o que Caixabank tribute un 8,21% por sus beneficios. Solo hay que tener destreza al manejar los precios de transferencia o las SICAV.

7. Privatización de monopolios naturales como la gestión del agua
Los monopolios naturales como el agua son una forma cada vez más frecuente de aumentar el beneficio de los gestores privados y el coste de servicios básicos imprescindibles para la población. Ayuntamientos como París han vuelto a la gestión pública del agua tras finalizar un periodo de concesión privada, porque se ha comprobado que la gestión pública es preferible.
Los fundamentos que amparan todas estas estrategias pasan por dos ejes fundamentales: el engaño de presuponer que no existe alternativa posible al sistema monetario y financiero actual y la consecuencia de ese engaño, la situación de secuestro que vive la sociedad:  el imperativo de contentar a los grandes capitales para que no se vayan, hasta el punto de entregarles dinero público, o eximirles de tasación y hasta de las mismas leyes del mercado.
Como resultado, tenemos el Informe Mundial sobre Salarios de la OIT 2012/13 que muestra una cada vez más baja participación de los ingresos del trabajo frente a las rentas del capital, o la pirámide de la riqueza mundial de Credit Suisse, según el cual, el 8% de la población mundial tiene el 80% de la riqueza.
Si nada lo remedia, el estado del bienestar será historia muy pronto. Podemos atrincherarnos en su defensa a base de manifestaciones y protestas, pero no olvidemos que para que esas protestas tengan efecto, la recesión debería remitir, y eso no parece muy probable (ver el precedente de Japón). Si estas posibilidades fracasan, la sociedad occidental se estará encaminando en una nueva dirección, queramos o no. Este es el momento de tomar posiciones y elegir cuál vamos a defender.
Si no podemos redistribuir la renta, es posible que la solución sea mejorar la distribución de la renta. Para ello hay que reformar el sistema monetario y financiero, pues la distribución de la renta viene determinada por él en gran medida. La ventaja de esta nueva estrategia es que, además de protestar y reclarmar un cambio, también tenemos la opción de tomar la iniciativa de crear nuestros propios medios de pago o unirnos a experiencias que alguien haya iniciado para empezar a dar forma a ese nuevo futuro y a sus mecanismos de representación de la voluntad popular, sin necesidad de esperar a que alguien venga a darnos la solución desde arriba.