El fin de la "independencia" del Banco central está cerca en Canadá gracias a una sentencia judicial

El Banco Central de Canadá podría recuperar su capacidad de emitir y entregar dinero al Estado sin la banca privada como intermediaria: un revolucionario caso judicial.

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En mi última intervención relataba cómo el parlamento británico discutía, en un debate único, las ramificaciones políticas del sistema monetario. Un sistema monetario que, en todo el mundo, se basa en la capacidad de la banca de crear la mayor parte del dinero en circulación mediante la concesión de créditos en un sistema de reserva fraccionaria. En este artículo resumo un caso judicial referido a la capacidad de los bancos de financiar a los Estados.
Según el artículo publicado por Tercera Información, tres jueces han fallado a favor del caso judicial de COMER (Comité para la reforma económica y monetaria) contra el Banco de Canadá.
Tal como cita el artículo: “William Krehm, Anne Emmett y COMER, presentaron una demanda de 12 de diciembre de 2011 en el Tribunal Federal para intentar forzar una restauración del Banco de Canadá a los propósitos de su mandato. En esencia, quieren que el Banco de Canadá tenga la capacidad de ofrecer préstamos sin interés a los gobiernos federales, provinciales y municipales, en las condiciones previstas en la ley del Banco de Canadá.”
Actualmente Canadá está en la misma situación que la Eurozona: sometida al principio de la “independencia” del banco central. Esto significa que los Estados tienen que pedir prestado a los bancos, bien por medio de la venta de bonos o mediante créditos, y pagar un interés por esa financiación, a diferencia de otros países como EEUU o Reino Unido que pueden financiarse sin coste financiero mediante sus bancos centrales, tal como ocurría en Canadá hasta 1974 aproximadamente.
Después de la crisis de 2008, y los rescates financieros subsiguientes, el principio de “independencia” de los bancos centrales ha dejado de tener sentido. Según ese principio, los bancos centrales tendrían que ser independientes del Estado y el Estado debería financiarse en el mercado privado, lo cual evitaría que los Estados se endeudaran de forma insensata, ya que le mercado penalizaría esta conducta encareciendo su financiación. En la práctica, mucha de esta financiación de los Estados procede de la propia banca. Pero después de los rescates bancarios, es patente que el riesgo de los bancos es asumido por los Estados. El riesgo (que es el concepto principal que cubre el interés) de los bancos es asumido en la práctica por los Estados y los contribuyentes. Un banco comercial no puede cobrar interés a un Estado por soportar el riesgo del Estado, si es el Estado quien soporta el riesgo del sistema financiero en la práctica. Esto resulta en la situación actual: la banca se endeuda al 0,5% con el Banco Central Europeo y cobra el 5% al Estado, consiguiendo un 4,5% limpio sobre las enormes cifras de la financiación publica y con un riesgo que es soportado, en última instancia, por el contribuyente a través de los rescates bancarios.
Esta sentencia, de hacerse firme en Canadá, podría sentar un precedente muy importante para todos los bancos centrales. El 26 de enero de 2015, la última apelación en nombre de la corona para que el caso fuese desestimado fue rechazada por la Corte Federal en Toronto. El Gobierno Federal tiene ahora 60 días para apelar la decisión ante la Corte Suprema.
Mientras tanto, Jueces para la democracia denuncia que España ha sido un paraíso para los bancos, con una legislación que sigue siendo enormemente favorable para las entidades bancarias. Un marco legal que difícilmente permitirá acciones como la empredida por COMER en Canadá y que exigiría otro tipo de medidas, ya sea por la vía de la desobediencia civil o por la vía política.