La producción del Dinero de Ann Pettifor

La producción del dinero
 Reseña

Ann Pettifor fue una de los economistas que predijo públicamente la crisis en 2006 y como tal, es una de los pocos economistas a los que vale la pena prestar atención, a pesar de que las portadas y titulares de la actualidad económica, en gran medida, siguen destacando las recetas neoliberales y austericidas de aquellos que en por aquel entonces decían que todo iba de maravilla.
En este libro, esta destacada macroeconomista sudafricana afincada en Reino Unido muestra un punto de vista optimista, en el que se percibe la convicción de que el lío en el que estamos tiene remedio, y una pizca de impaciencia sana ante los que no entienden nada, entre los que se encuentra una gran parte de los economistas. Explica de forma simplificada y asequible el funcionamiento del sistema monetario y financiero actual, por qué falló en 2008, por qué ninguna de las soluciones que los bancos centrales están poniendo en marcha va a funcionar y por último, también nos expone su visión de cómo podríamos arreglar el sistema económico para que funcionase a favor de los intereses de la mayoría de la población y de forma sostenible desde un punto de vista ambiental.
La receta es simple y clara, en una línea, “relocalizar el capital globalizado” lo cual “supondría un nuevo orden monetario mundial”. Pettifor nos recuerda que son innumerables los trabajos que muestran la falta de correlación entre la libertad de movimientos de capitales y una evolución positiva del sistema económico y la sociedad en los países en que se pone en marcha, y expone una serie de puntos de reforma del sistema monetario y financiero. Propone que dos grupos inusuales sean los abanderados de esta lucha: las mujeres y los ecologistas. Y como estrategia, plantea tres cosas: educación, educación y educación: nada cambiará hasta que la gente entienda mucho mejor cómo se crea el dinero y cómo funciona el sistema monetario y financiero, pues la reforma del sistema monetario es una reforma profundamente política, que la sociedad debe organizarse para llevar a los programas políticos y elegir en las urnas.
La comprensión que Ann Pettifor tiene de Keynes es profunda, y sabe mostrar las aportaciones de este gran economista en materia monetaria, probablemente la parte más significativa e influyente de su trabajo y también la más eclipsada en los programas universitarios en la actualidad. Rescata así la propuesta de regular la actividad crediticia con tipos de interés al crédito minorista que sean bajos para las actividades productivas y altos para la especulación: un tipo de regulación financiera que ha probado su eficacia en innumerables ocasiones tras la segunda guerra mundial (solo hay que leer la obra de Richard Werner sobre Japón), aunque muy lejana a la que se ha puesto en marcha tras la crisis, basada en requerimientos mínimos de capital a los bancos que serán del todo ineficaces para evitar futuras crisis.
Considero especialmente interesantes tres puntos de su argumentación con los que coincido plenamente:
1. La idea de “promover una alianza entre la industria y el trabajo para lograr un control efectivo de las finanzas”, es decir, que los trabajadores y las empresas productivas se unan contra el capital financiero, algo que el marxismo tendrá dificultad en encajar, pero que responde genuinamente a los intereses del 99% de la población.
2. El llamamiento a los ecologistas a abrazar la bandera de la reforma monetaria. En palabras de la autora: “Al no comprender cómo el “dinero fácil” financia el “consumo fácil” y, por consiguiente, dispara las emisiones tóxicas, los eco-guerreros equivocan el rumbo”.
3. La creación de dinero en la economía moderna es un gran invento que está siendo mal utilizado, pero un gran invento al fin y al cabo, que de ninguna manera habría que suprimir. La alquimia del dinero de la que poca parte de la población es consciente, la posibilidad de crear el dinero prestándolo, una de las formas más habituales de creación monetaria hoy día, es algo cuya gestión proporciona un poder inmenso que debe ser gestionado de forma socialmente responsable para que beneficie al conjunto de la sociedad y no a unos pocos bancos sistémicos. Y en este sentido Ann Pettifor toma una postura enfrentada a otros reformistas monetarios que defienden que la creación de dinero debería ser ejercida únicamente por un comité de expertos desde el gobierno y propone salvar el único elemento de control democrático de la creación monetaria que existe hoy día: el hecho de que la mayor parte de ella surge de la demanda de crédito de la gente. Ann Pettifor propone reformar las condiciones de acceso al crédito en función de su finalidad, facilitándolo y abaratándolo para la actividad productiva y socialmente responsable y encareciéndolo para la especulación y las inversiones socialmente inconvenientes. Esto es incompatible con la visión de “dinero estrecho” de algunos reformistas monetarios, es decir, con dejar que los bancos presten el dinero como quieran pero obligándoles a mantener un 100% de reserva, es decir, evitando que creen dinero, algo que sin duda llevaría a unas tasas de interés disparadas para la financiación de todo tipo de actividad económica, como ha ocurrido a lo largo de la historia. El que para invertir haga falta ahorrar primero, desde un punto de vista social y macroeconómico, es algo que fue superado hace mucho tiempo gracias a Keynes. Estamos de acuerdo en que no hay que inventar dinero para crear burbujas especulativas, pero  si existen los recursos ociosos, y la inversión es sostenible y adecuada, el dinero puede crearse para acometerla. Esto es una prerrogativa a la que no deberíamos renunciar.
Se podrían discutir algunas cuestiones relativas a La producción de dinero, sobre todo las que no se plantean en el libro. La autora muestra una preocupación evidente por la sostenibilidad medioambiental pero evita posicionarse de forma categórica respecto al crecimiento económico; muestra una visión moderadamente favorable al Green New Deal a base de flexibilización cuantitativa, como la propuesta de Dinero Verde del partido Verde Europeo y acusa al neoliberalismo de haber convertido el crecimiento económico en su bandera, cuando lo que Keynes defendía con sus políticas era el pleno empleo. Sin embargo, no podemos olvidar que las políticas Keynesianas, cuando han funcionado bien, lo han hecho acompañadas siempre de un fuerte crecimiento económico. El mismo Keynes que perseguía el pleno empleo en los años treinta, preveía que los nietos de aquella generación vivirían en un mundo muy distinto a aquel. Somos ya los nietos de Keynes, para quienes este pensador auguró una reducción sustancial del tiempo de trabajo. Hay una necesidad de un nuevo modelo económico para este tiempo actual, un nuevo modelo que a Keynes no le correspondía formular, pues no respondía a las necesidades de su tiempo, pero cuya futura existencia sí fue capaz de predecir. Está muy bien partir de las propuestas de Ann Pettifor que rescatan posibilidades que aún son valiosas hoy día de las propuestas que hizo Keynes para el mundo de 1930, pero esto solo puede ser el punto de partida hacia algo más, hacia un nuevo modelo económico, cuya pieza angular seguirá siendo el sistema monetario.
Este libro es corto, sintético, comprensible y además es una muy buena base para el debate esencial de nuestro tiempo: la reforma monetaria. Algo para lo que hará falta toda la energía de la que esta sociedad nuestra pueda hacer acopio pues, en palabras de la propia autora: “las finanzas y sus secuaces en los medios de comunicación, las universidades y el establishment opondrán resistencia, porque no hay nada que teman más que una reforma monetaria”.
La Producción de dinero se presenta con la presencia de su autora:
El 29 de marzo a las 7,30 en Madrid – Círculo de Bellas Artes Calle Alcalá, 43
El 30 de marzo a las 7.00 en Barcelona – Biblioteca Sant Antoni – Carrer del Comte Borrell, 44-46