En una entrevista privada con otros financieros internacionales y según una fuente anónima de Bloomberg, Wolfgang Schäuble, ministro de finanzas alemán, reconoce sin apoyar la posibilidad de creación de una moneda complementaria al euro en Grecia.
La idea no es nueva en absoluto y hay todo un movimiento de iniciativas activistas creando monedas complementarias en diversos lugares del mundo. El documental “Monedas de cambio” lo ilustra. Seguir leyendo “Un euro-dacma y Barcelona en Comú”
Autor: Susana
El fin de la "independencia" del Banco central está cerca en Canadá gracias a una sentencia judicial
El Banco Central de Canadá podría recuperar su capacidad de emitir y entregar dinero al Estado sin la banca privada como intermediaria: un revolucionario caso judicial.
En mi última intervención relataba cómo el parlamento británico discutía, en un debate único, las ramificaciones políticas del sistema monetario. Un sistema monetario que, en todo el mundo, se basa en la capacidad de la banca de crear la mayor parte del dinero en circulación mediante la concesión de créditos en un sistema de reserva fraccionaria. En este artículo resumo un caso judicial referido a la capacidad de los bancos de financiar a los Estados.
Según el artículo publicado por Tercera Información, tres jueces han fallado a favor del caso judicial de COMER (Comité para la reforma económica y monetaria) contra el Banco de Canadá. Seguir leyendo “El fin de la "independencia" del Banco central está cerca en Canadá gracias a una sentencia judicial”
El Parlamento británico descalifica a los bancos como creadores monetarios y discute quién debería crear el dinero
En un debate del parlamento británico el pasado 20 de noviembre se abren nuevas vías a formas de creación monetaria no ortodoxas y se critica con dureza el papel de los bancos como creadores de dinero.
El debate titulado Creación Monetaria y Sociedad fue un debate histórico que debería replicarse en todos los países, pues se pusieron de manifiesto una buena parte de los aspectos políticos asociados a la creación monetaria y al sistema financiero. La creación del dinero, recordemos, en la actualidad está en manos en los bancos comerciales principalmente, que crean dinero bancario, la mayor parte del dinero que existe en manos del público.
Tal como muy bien resumía la Secretaria Económica del Tesoro, Andrea Leadsom, este fascinante debate se celebraba para considerar si, en lugar de arreglar el sistema actual, no sería mejor tirarlo a la basura y empezar de cero. Que el parlamento de un país tan conservador como el Reino Unido se plantee siquiera algo así, nos da la idea correcta respecto a lo oportuno de revisar en profundidad del modelo bancario actual. Como dijo otro ocurrente diputado, no tiene sentido discutir aspectos casi de tipo feng shui del mobiliario de la reforma [bancaria] cuando hay cuestiones esenciales que resolver respecto a los mismísimos cimientos del sistema.
La mayoría de los aspectos políticos esenciales que conlleva la creación monetaria han quedado de manifiesto en este debate. Me referiré más tarde a los que estuvieron ausentes. La cámara británica mostro bastante consenso en el diagnóstico del problema. Algunos diputados incluso utilizaron los formalismos apropiados para tratar a compañeros de partido para dirigirse a la oposición, de tan en acuerdo como estaban. Donde hubo posturas diferentes fue en las soluciones propuestas, ya que los conservadores proponían una solución basada en la liberalización del sector mientras que los laboristas proponían la solución contraria: que solo el Estado tuviera capacidad de crear dinero o que, si los bancos mantuviesen la capacidad de crear dinero que tienen ahora, fuesen tasados con una tasa de señoreaje por disfrutar de esa capacidad.
Respaldo a la visión de que son los bancos quienes crean el dinero
En esencia, la cuestión es que el sistema monetario actual está basado en gran medida en el sistema financiero. El diputado conservador Steve Baker iniciaba la exposición parafraseando a J.K. Galbraith sin citarlo: “el proceso [por el cual se crea el dinero] es tan simple que repele a la mente”. El sistema bancario, compuesto por unos bancos que siguen el modelo de reserva fraccionaria, crea el dinero bancario, la mayor parte del dinero en circulación. Lo hacen sobre todo al dar préstamos (aunque también pueden crear dinero de otras maneras). La ley bancaria de 1844 prohibió en el Reino Unido la creación de billetes por parte de los bancos comerciales con el ánimo de reducir la inversión especulativa y arriesgada que en aquel momento se observaba (la historia no deja de repetirse), pero esa ley no fue capaz de reconocer que los depósitos bancarios funcionaban igual que los billetes, así que falló en su propósito de prohibir la creación monetaria de dinero bancario. Después de una larga campaña de la organización Positive Money para probarlo, organización que fue mencionada en varios momentos del debate, con actividades como la publicación del libro “Where does Money Come From?” y la recopilación de testimonios en su web, el Banco de Inglaterra recientemente publicó un artículo (2) en el que se reconocía esta realidad, largamente eludida: los bancos son los que crean la mayor parte del dinero en circulación. Ahora, este debate parlamentario confirma esta realidad, que ni un solo diputado negó.
Llamada clara a una reforma monetaria en profundidad
La crisis financiera de 2008 ha revelado muy importantes grietas en el sector financiero, en los mecanismos mediante los cuales el crédito es canalizado. Si unimos el hecho de que los bancos han asignado mal los recursos en la otorgación del crédito y que al hacerlo además, estaban creando dinero, resulta que la crisis financiera no es otra cosa que una crisis monetaria (3). Lo cual debe llevarnos, no a una reforma del sistema financiero, sino a un replanteamiento del mismo en sus cimientos, y a cuestionar si tiene sentido que sistema bancario tenga la capacidad de crear dinero, en vista de cómo ha utilizado esa capacidad en el pasado. El principal ponente del debate, el conservador Steve Baker, dijo explícitamente
Afortunadamente la institución del dinero es una institución humana y social que cambia, ha cambiado mucho en el siglo XX y creo que debería cambiar más.
en otro momento del debate hizo alusiones a dichos cambios, por ejemplo, el abandono del patrón oro en 1971. Michael Meacher, diputado laborista, dijo:
estoy de acuerdo en que necesitamos un cambio estructural mucho más amplio. No es una cuestión de retocar alguna cosa aquí y allá. La cuestión central de este debate es quién debería crear el dinero. ¿Hubiera el Parlamento jamás votado delegar el poder de crear dinero a los mismos bancos que causaron esta horrenda crisis financiera que el mundo sigue sufriendo? Yo creo que la respuesta sin duda es no.
Fallas del sistema bancario como creador de dinero
Algunas disfunciones del sistema bancario fueron mencionadas, como que el sistema bancario no es un sistema de libre mercado, como aparenta ser, sino “el más odioso lío corporativo”. El sistema monetario distorsiona el sistema de señales que supone el sistema de precios y por lo tanto altera la información sobre los deseos de la gente y los recursos disponibles. Los efectos distributivos del sistema monetario también fueron mencionados sin escatimar detalles. El conservador explicó que, “si los bancos son los que crean el dinero, no es de extrañar que sean los más ricos”. Se aludió a un estudio sobre los efectos distributivos de la flexibilización cuantitativa y se concluyó que, a pesar de que el público en general estaba mejor que si no hubiese existido, también había servido para inflar los precios de los activos de la gente más rica y más mayor. Según el banco central el 40% de los activos cuyo precio ha sido inflado están en manos del 5% de los hogares, siendo el 80% de esas personas mayores de 45 años (4).
La ineficiente asignación de los recursos también fue criticada por todos los partidos como poco adecuada a los intereses de la población en general, ya que los bancos usan la capacidad de crear dinero en su propio interés: con solo el 8% del crédito dedicado a financiar empresas productivas y otro 8% a crédito al consumo, el crédito restante fue destinado a la compra de activos, en muchas ocasiones en operaciones especulativas. Todo ese crédito destinado al sector inmobiliario solo ha servido para encarecer la vivienda y por lo tanto el coste de la vida y no para crear riqueza. Ha sido incluso mencionado en varias ocasiones que, si el dinero de la flexibilización cuantitativa no ha estado bien empleado aportándoselo a sistema bancario, quizá sería más interesante dárselo directamente a la gente (lo cual, aunque no se haya mencionado explícitamente en el debate, abre la posibilidad de un sistema monetario y financiero donde el nuevo dinero se inyecta directamente a la ciudadanía, muy compatible con los modelos de renta básica), o a proyectos de energías renovables y vivienda. Este concepto de dar directamente el dinero a la gente, ha sido ilustrado en ocasiones del debate con la conocida metáfora del dinero lanzado desde un helicóptero que hizo popular Milton Friedman (5).
Incluso un diputado conservador que defendía el sistema bancario tal como es (Peter Lilley), hacía referencia a la inherente inestabilidad de los bancos por su funcionamiento basado en el modelo de reserva fraccionaria. Se dan dos circunstancias para que esto sea así: 1. La propensión del sistema bancario a concentrarse y a crear entidades demasiado grandes para caer, y 2. El hecho de que dejar caer una de esas entidades llevaría a todos los depositantes de otros bancos también a dudar de su fiabilidad y a retirar sus depósitos, con la consecuente quiebra del sistema financiero debida al pánico bancario. Esto jamás ha sido entendido adecuadamente por los reguladores. Lo cual llevó a debatir esta cuestión del “riesgo moral” que, según algunos diputados, resulta en unas entidades imposibles de regular, ya que la obligación de rescatarlas por parte del Estado, resulta en la total impunidad sobre su comportamiento, a efectos prácticos. Igual de graves son las acusaciones que Steve Baker mencionó citando al economista español Huerta de Soto, según las cuales la creación monetaria por parte de los bancos es no solo un fraude sino la causante del ciclo económico.
Propuestas
El conservador Steve Baker, principal ponente del debate, ha pedido tres cosas: seguir con la flexibilización cuantitativa para probar la falsedad de los principios que sustentan el sistema. Básicamente vino a plantear que cuanto peor, mejor, y que hasta que el sistema no caiga del todo no se podrá probar la falsedad de las ideas en las que se sustenta. En segundo lugar, para el momento en que el sistema se autodestruya, habrá que tener alguna alternativa, por lo que ha defendido la experimentación con nuevos modelos monetarios, como bitcoin (aunque no lo ha mencionado, hay otros modelos alternativos monetarios de carácter más social como el WIR suizo, o el banco sin intereses JAK en Suecia o los sistemas basados en compensación de pagos con crédito mutuo, etc…). Y por último, ha propuesto que Reino Unido se convierta en un centro mundial de innovación monetaria.
El laborista Michael Meacher ha pedido que se ponga en marcha un sistema que defendió Adair Turner, el presidente de la FSA (la autoridad regulatoria de los servicios financieros) que se ha venido a llamar Dinero soberano (4) en el que el único creador de dinero es el Estado y los bancos deben mantener una reserva del 100% de los depósitos. Esta propuesta también incluye la posibilidad de restringir el crédito (otorgado con el nuevo dinero creado por el banco central) solo a la economía productiva. La posibilidad dirigir de forma centralizada las finanzas, que ha tenido muy buenos resultados en los países asiáticos, también fue mencionada pero no está incluida en la propuesta. Otro laborista, Austin Mitchell, también habló de la importancia de la función crediticia, y sobre todo de su aspecto social, acabó sin embargo con la decepcionante y simple propuesta de que se tasará a los bancos por llevarla a cabo, como una fuente de señoreaje para el Estado.
Meacher también pidió la creación de una comisión monetaria para evaluar pros y contras de cambiar el sistema de reserva fraccionaria por un sistema de reserva total. Varios diputados reconocieron su ignorancia respecto al funcionamiento del sistema monetario y su incapacidad de tomar las decisiones adecuadas para el país en esas condiciones y por ello apoyaron la propuesta.
Por último, la secretaria económica del tesoro ha mencionado las medidas que su gobierno está poniendo en marcha para reparar el sistema actual. Se ha opuesto a la creación de una comisión monetaria (alegando que hay muchas comisiones en marcha sobre ese tema) y ha asegurado que, en lugar de una comisión, el subgobernador del Banco de Inglaterra, Andy Haldane, tendrá el encargo de investigar posibles alternativas al sistema monetario actual:
Necesitamos continuar abordando la innovación, tanto en el “software” de los medios de pago, como en el “hardware” de nuevos sistemas monetarios, como las cripto-monedas (bitcoin y otros derivados de su código) y monedas digitales, pero debemos hacerlo con precaución. En noviembre hicimos una llamada a nuevas informaciones, invitando nuevas visiones y pruebas de los beneficios y riesgos de monedas digitales, de forma que estas monedas digitales puedan esperar poder establecerse en el Reino Unido y la gente pueda esperar utilizarlas con seguridad.
Algunos otros temas muy interesantes fueron mencionados, como la posibilidad de limitar las rentas de la propiedad, etc., y por eso invito a los lectores a leer el debate completo o seguirlo por vídeo (1), la traducción al castellano estará disponible en algún momento (7). La variedad de los temas y la profundidad en su tratamiento lo merece, sin embargo, me gustaría ahora mencionar todo lo que podría haber sido tratado en este debate y no lo fue.
Lo que no se dijo
En primer lugar, la deuda. No se entró suficientemente en detalles respecto al impacto del diseño del sistema monetario y financiero actual como mecanismo de creación de una deuda impagable para la sociedad. Y es que, crear dinero dando créditos significa que por cada euro o libra o dólar creado, hay una deuda mayor (el principal y los intereses del crédito), lo cual nos lleva a una situación en que la deuda, por diseño y de forma inexorable, es siempre mayor que el dinero disponible para pagarla. Por poner solo un ejemplo, el segundo trimestre del 2012 en EEUU según datos de la FED, la deuda era de algo más de 50 mil millones, mientras que el dinero en circulación (M2) era de algo más de 9 mil millones de dólares.
En segundo lugar, la vinculación entre el sistema financiero y el medioambiente fue mencionada por un diputado, pero sin entrar en detalles. Se perdió así una ocasión impagable para poner de manifiesto que ese mecanismo de deuda-trampa o deuda impagable, nos lleva a un imperativo de crecimiento económico permanente, pues como hemos visto, dependemos de nueva creación monetaria para pagar las deudas pasadas y como el nuevo dinero viene de los préstamos bancarios sobre todo, necesitamos crecimiento económico constante, que es el requisito principal para que los bancos otorguen créditos. El sistema monetario actual es estructuralmente insostenible. Aquí es importante mencionar que eliminar el imperativo de crecimiento económico no significa no crecer, necesariamente, solo significa que podemos crecer cuando sea oportuno y no hacerlo cuando no lo sea; significa no forzar el crecimiento de forma artificial con obsolescencia programada ni fomentando la cultura del consumismo.
Otra cosa que allí no se trató, porque en Reino Unido no tiene sentido pero en la Zona Euro sí, es qué sentido tiene el que el Estado pague un diferencial de interés a los bancos por financiarse, supuestamente porque el banco soporta el riesgo de financiar al Estado, cuando la banca está siendo rescatada por el Estado, lo que demuestra que el Estado es quien está asumiendo el riesgo de los bancos en la práctica. El Estado no puede pagar el riesgo de su propia financiación a un sector que ha sido avalado y rescatado por el propio Estado, es absurdo. Y mucho menos cuando la situación de concentración en el sector bancario no ha hecho sino avanzar, lo que resulta en un riesgo moral multiplicado y creciente que obliga aún más al Estado a responder ante cualquier quiebra bancaria.
Tampoco se profundizó lo suficiente en las funciones del crédito, y su diferencia con respecto a las funciones del dinero, que J.A. Schumpeter distinguía perfectamente en su teoría crediticia del dinero. Tampoco se hizo mención a la función social del crédito, que este mismo autor esbozó con su propuesta de que la banca fuese una especie de “contable social”.
Por último, hay otras grandes implicaciones a nivel de teoría económica de todo lo tratado en este debate que no han sido ni mencionadas. Ese principio ortodoxo que dice que hay que generar ahorro para poder invertir necesita revisión urgente. Este debate ha revelado el sistema financiero en su verdadera dimensión de creador monetario. Esto significa que cuando hace falta, el dinero se crea sin más. Para posibilitar el consumo y la inversión los bancos dan créditos y crean los depósitos. Estos depósitos, aunque no son ahorro, podrían ser denominados “ahorro potencial” porque puede llegar a ser ahorro. Una vez el dinero es creado y se usa para pagar aquello que el prestatario deseaba financiar, el dinero estará en el circuito económico, sirviendo para realizar transacciones o depositado en algún punto del sistema bancario como ahorro. Tanto ahorro como inversión nacen a la vez, en el sistema actual, y se igualan por definición si tomamos el sistema bancario en su conjunto. Por lo tanto la idea de que es necesario generar ahorro ha perdido su sentido original. Y si eso no tiene sentido, la idea misma de premiar el ahorro con un tipo de interés tampoco tiene mucho sentido. Yo considero que esto es un avance para la humanidad, un avance que está en malas manos y ha sido mal utilizado, pero un gran avance. Las propuestas que hemos escuchado en este debate son propuestas encaminadas a volver a ese pasado en el que podíamos invertir sólo en la medida en que teníamos oro (o cualquier cosa comparable) guardado en una caja fuerte, o podíamos pagar para que alguien nos lo prestara. Sin duda, esta no es la única opción y esperemos que la investigación monetaria heterodoxa encargada a Andy Haldane lo ponga de manifiesto. Democratizar y descentralizar el poder del crédito es posible. Yo lo llamo soberanía financiera ciudadana.
Este es el primer debate parlamentario sobre el sistema monetario en mucho tiempo, esperemos que haya muchos más y que en nuestro país empiece a haberlos muy pronto.
(1) Publicado desde la página 21 a la 38 de este pdf que recoge la transcripción del debate: http://www.publications.parliament.uk/pa/cm201415/cmhansrd/chan64.pdf. El vídeo del debate disponible aquí: https://www.youtube.com/watch?v=EBSlSUIT-KM
(2) “La creación monetaria en la economía moderna” en el boletín del Banco de Inglaterra de Abril 2014: http://www.bankofengland.co.uk/publications/Documents/quarterlybulletin/2014/qb14q101.pdf
(3) Esto mismo lo reflejé en mi artículo titulado ¿Crisis financiera o crisis monetaria? en agosto de 2013: https://soberaniafinanciera.org/?p=274
(4) The Distributional Effects of Asset Purchases. Bank of England, 12 July 2012: http://www.bankofengland.co.uk/publications/Documents/news/2012/nr073.pdf
(5) Ver una explicación en la página 13 de este documento de Antonio Argandoña: http://www.iese.edu/research/pdfs/DI-0193.pdf
(6) Propuesta de Adair Turner, presidente de la FSA (el órgano regulador financiero en Reino Unido) en este discurso: http://www.fsa.gov.uk/static/pubs/speeches/0206-at.pdf
(7) Aquí pondremos el enlace a la traducción cuando esté.
La obligación de competir por el capital
La defunción de Emilio Botín el mes pasado causó toda una serie de reacciones de todo signo. Junto con las serviles alabanzas de gran parte de instituciones públicas y grandes medios de comunicación, también se emitieron programas mucho más analíticos e interesantes. En concreto, me refiero a esta entrega del programa Fort Apache, en el que se habló de la banca y qué hacer con ella.
En primer lugar, hay que dar la bienvenida a este tipo de debates, tan escasos como necesarios. En este programa, incluso se mencionó el papel de los bancos como verdaderos creadores de dinero, algo que raramente se toca. Este debate público es paso obligado para que el debate político tenga lugar. Un ejemplo de ello es el Reino Unido, donde se acaba de anunciar la discusión en el parlamento sobre el proceso de creación monetaria, en este debate está previsto revisar la ley que prohibía crear dinero a los bancos (la ley de 1840 prohíbe a los bancos la creación de billetes) y discutir si no sería oportuno prohibirles crear dinero digital, que es lo que hacen en la actualidad. El debate, previsto para el próximo día 20 de noviembre promete ser interesante.
Y es que el modelo monetario y financiero es claramente un asunto político.
Soluciones a la banca de hoy
En el debate televisivo que he mencionado se hizo bien en señalar que la banca tiene apoyos públicos sin los cuales estaría quebrada de forma fulminante. Mucha razón tiene Carlos Sánchez Mato al proclamar que se retiren los apoyos públicos a la banca en manos privadas.
La otra opción sería nacionalizar la banca, poniendo en valor esos apoyos públicos otorgados, sin los cuales no podría sobrevivir, para procurar un mayor control político del crédito y de la gestión de las entidades rescatadas. Ni que decir tiene que cualquier empresa privada que hubiera inyectado tal cantidad de recursos en un sector, sería dueña y señora de ese sector. Por una dejación de funciones en la representación del bien común, nuestros representantes políticos no han ejercido esa baza de poder tras usar el dinero de los ciudadanos para salvar el sector financiero.
En la cuestión de qué hacer con la banca que tenemos hoy, estas dos posibilidades son las que están encima de la mesa: retirar el apoyo público al sector financiero o nacionalizar la banca, o alguna de sus variantes intermedias, pues el apoyo público a la banca también puede traducirse en una determinada condicionalidad: limitar sueldos de los consejeros, imponer cuotas de crédito para distintas sectores productivos, etc. Es curioso que la Troika imponga al gobierno condicionalidad para darle rescates y sin embargo el gobierno no traslade esa condicionalidad a los bancos, en quienes ha enterrado ese rescate y las sustanciosas ayudas y avales adicionales que disfruta.
Pero también es importante señalar que no solo debe preocuparnos la banca que tenemos hoy, sino la que podemos y debemos tener en un futuro. Y este aspecto estuvo fuera del debate mencionado, aunque fue vagamente enunciado con una intervención que quedó sin respuesta. El Sr. Altozano, que en el debate hacía el papel de defensor del sistema financiero actual, aún exhibiendo un profundo desconocimiento de los mecanismos de creación monetaria, planteó algo que es muy real: la exigencia de que los países compitan por el capital; y preguntó como lo harían los demás ponentes, si estuvieran en una posición de gobierno (minuto 41).
Las dos opciones políticas de corto plazo para la banca que acabamos de mencionar no rozan ni de lejos esta cuestión, ni afrontan los problemas estructurales del sistema monetario y financiero actual.
El sistema financiero del futuro
Respecto a la posible solución de nacionalizar la banca, es importante señalar que el sector financiero actual tiene características que lo hacen sistémicamente insostenible: La tendencia a la concentración, la propensión a las crisis financieras recurrentes con una celeridad cada vez mayor, o la incapacidad de los bancos centrales para estimularlo de forma efectiva, ya sea por la vía de la política monetaria ordinaria o la flexibilización cuantitativa son algunas características que no parece que vayan a ser diferentes por el mero hecho de que la banca sea de titularidad pública. Si sigue habiendo entidades demasiado grandes para caer ¿cómo hacer que la impunidad de los banqueros no se convierta en la impunidad de los políticos al frente de su gestión? El ejemplo de lo ocurrido con los políticos en los consejos de las cajas de ahorro no es un precedente muy halagüeño al respecto. Posiblemente la nacionalización, o ejercer una condicionalidad dura con el sector financiero, sean medidas necesarias en el corto plazo, pero la posibilidad de que esto suponga una solución a largo plazo es mínima. No hay ninguna medida regulatoria que nos vaya a sacar de un modelo monetario y financiero excesivamente concentrado y propenso a las crisis, puesto que el modelo, de por sí, tiende a la concentración bancaria y a las crisis recurrentes.
En segundo lugar, la opción de retirar los apoyos públicos a la banca es atractiva pero imposible: habría que estar preparado para dejar caer la banca y no lo estamos; entre otras cosas, porque no tenemos ninguna solución diferente al modelo financiero actual: el modelo basado en la creación de dinero por parte del sistema bancario mediante el mecanismo de reserva fraccionaria. ¿Cómo afrontar un pánico bancario con un sector donde casi el 60% de los activos están colocados en 5 entidades? Sin un modelo diferente de banca ya funcionando, parece difícil. Primero hay que dejar crecer un modelo financiero diferente y entonces la sociedad no necesitará rescatar ni subvencionar al que tenemos en la actualidad, pues no dependeremos de él.
Estos graves problemas estructurales exigen solución, pero además tenemos esta otra cuestión: Cómo competir por el capital, que es justo la clave del problema.
Efectivamente, el actual marco institucional (en el que el sistema monetario y financiero es una pieza esencial) nos impone la competencia por el capital. Los países se ven así obligados a competir con otros países para atraer actividad económica, y en esa competencia se utiliza el dumping fiscal, o sea, cobrar menos impuestos a las empresas por establecerse en tu territorio que la hacienda pública del país de al lado. Esto dificulta la subida de los impuestos a las rentas altas, lo cual deja a los gobiernos sin recursos.
Mejor no cometer los errores típicos
La obligación de competir por el capital es una realidad innegable dentro del marco institucional actual. La postura clásica de la izquierda ante ella ha sido 1: típicamente actúan como si la obligación de competir por el capital no existiera y 2: no hacen nada para liberarse de ella. Esta combinación es una receta para el fracaso y da como resultado la izquierda testimonial y fracasada a la que, en cuanto sube al poder, le empiezan a subir las cifras de paro, la inflación y el déficit público. Amparados en el consuelo de que Marx no lo concibió, siguen sin tomar en serio la profunda naturaleza disruptiva del dinero fiat no referenciado y combinado con un recurso masivo al dinero-crédito, del que se nutre principalmente nuestro sistema monetario y financiero hoy día: un dinero digital, que habita en los balances de los bancos y surge, principal, pero no únicamente, al otorgar crédito. Un sistema monetario basado únicamente en este tipo de dinero fue inconcebible no solo para Marx, sino también para su principal seguidor en lo que al estudio del capital financiero se refiere: R. Hilferding, cuyos importantes aciertos predictivos en su obra magna “El Capital Financiero” hubieran sido mucho mayores si no hubiese descartado por imposible el tipo de sistema monetario y financiero que tenemos hoy.
Frente a esta postura de la izquierda clásica, está la de una izquierda pujante que sí está funcionando: por ejemplo, la del gobierno de Uruguay, que sigue dos estrategias complementarias : por un lado, aceptar el reto de competir por el capital, que a corto plazo es ineludible. Uruguay se ha esforzado en incentivar la inversión extranjera para poder recaudar impuestos y después llevar a cabo una redistribución de la renta. Por otro lado, está tomando medidas para liberarse del marco institucional que le obliga a competir por el capital, en concreto, poniendo en marcha una moneda social (el gobierno de Uruguay lleva 3 años trabajando en este proyecto que todavía no ha visto la luz).
Esta obligación de competir por el capital es la traducción inevitable de la sumisión política de los gobiernos ante el capital financiero. Una obligación derivada de aceptar, de forma implícita, un modelo monetario y financiero en el que siempre hay más deuda que dinero para pagarla, porque precisamente son los bancos quienes crean el dinero como contrapartida de un reconocimiento de deuda con interés. Desde un punto de vista democrático, esta sumisión no se sostiene. Solo se sostiene porque se considera ineludible, como si fuera la fuerza de la gravedad o algo parecido, mientras que la realidad es que procede del diseño del sistema monetario: lo menos democrático que existe en nuestro marco institucional, algo que jamás ha sido sometido a votación popular ni a cuestionamiento alguno. Mientras no se tomen medidas para el cambio institucional necesario que permita liberarse de esa obligación de competir por el capital, esa situación de sometimiento al capital financiero no cesará y los países, así como las empresas, y todos los seres humanos en general, seguiremos viéndonos obligados a competir por el capital para que nos salgan las cuentas.
El Banco de Inglaterra lo admite: el dinero es solo un reconocimiento de deuda y los bancos se están forrando.
“La verdad al descubierto: el dinero es sólo un reconocimiento de deuda y los bancos se están forrando. La honestidad del Banco de Inglaterra lanza por la ventana las bases teóricas de la austeridad.” Así comienza un artículo de David Graeber publicado hoy, 18 de marzo de 2014, en el periódico británico The Guardian, en el que se comenta el artículo publicado por el Banco de Inglaterra titulado: La creación monetaria en la economía moderna. El artículo del Banco Central se resume en tres puntos que lo encabezan y son:
- En este artículo se explica cómo la mayor parte del dinero en la economía moderna se crea por parte de los bancos comerciales al otorgar préstamos.
- La creación de dinero en la práctica difiere de algunas falsas ideas muy extendidas – Los bancos no actúan simplemente como intermediarios, prestando los depósitos que los ahorradores colocan en ellos, ni tampoco “multiplican” el dinero del banco central para crear nuevos préstamos y depósitos.
- La cantidad de dinero creado de la economía depende en última instancia de la política monetaria del Banco Central. En tiempos normales, esto se lleva a cabo mediante el establecimiento de las tasas de interés. El Banco Central puede también afectan la cantidad de dinero directamente a través de la compra de activos o “flexibilización cuantitativa”.
Igual que en mi ultimo artículo, no estamos ante nada nuevo. Numerosos pensadores independientes como la recién fallecida Margrit Kennedy, Bernard Lietaer, Ellen Brown o Thomas Greco llevan décadas denunciándolo. En general, cualquier persona involucrada en el campo de las monedas sociales o complementarias lo tiene meridiánamente claro. Además, recientemente otras voces bastante poco “alternativas” lo han señalado también, como los economistas del FMI Michael Kumhof y Jaromir Benes en su El Plan Chicago revisado de 2012 y 2013.
La novedad es que lo admita el Banco de Inglaterra. El articulista del comentario en The Guardian, el antropólogo David Graeber, autor del interesantísimo libro “La deuda, los primeros 5.000 años“, se pregunta y él mismo se contesta:
¿Por qué el Banco de Inglaterra de pronto admite todo esto? Bien, una razón posible es que es obviamente cierto. El trabajo del Banco es gestionar el sistema, y en los últimos tiempos, el sistema no ha estado funcionando especialmente bien. Es posible que se decidiera que mantener la fantasiosa versión de la teoría económica oficial, que ha demostrado ser muy conveniente para los ricos, es simplemente un lujo que ya no puede permitirse.
Probablemente David Graeber se queda corto al valorar las consecuentas de esta admisión. Esto no solo lanza por la ventana la base teórica de las políticas de austeridad, sino los mismos pilares fundacionales de los modelos económicos actuales, como la neutralidad del dinero, o incluso su misma naturaleza, pues la consideración de que el dinero es una mercancía es lo que justifica que se trafique en un mercado. No olvidemos que el interés, en la teoría económica actual, se asienta sobre la preferencia temporal del dinero hoy frente al dinero en el futuro, una justificación ligada completamente a la supuesta escasez del dinero, por su calidad de mercancía. El hecho de que la verdadera naturaleza del dinero en la actualidad sea un reconocimiento de deuda significa que la asignación del crédito con el que se crea el dinero puede ser un mecanismo suficiente de asignación de recursos y los mercados de capitales no tienen razón de ser.
Dentro de nada, con un poco de suerte, alguien en alguna de estas importantes instituciones hará una sencilla operación aritmética y se dará cuenta de lo que significa que la mayor parte del dinero en la economía se cree como un préstamo con interés: entonces se reconocerá oficialmente que esta forma de creación monetaria, el crédito con interés, es el verdadero motor que impone el crecimiento económico y causa las crisis financieras cuando el crecimiento no llega.
Francisco González en Financial Times: "el monopolio de la banca ha muerto"
En un artículo publicado en el Financial Times el 3 de diciembre pasado titulado “Los bancos necesitan incorporar a Amazon o Google, o morirán”, el Consejero delegado del BBVA, Francisco González, admite abiertamente que “el monopolio de los bancos ha terminado” y que empresas tecnológicas como Google o Amazon están hoy en mucho mejor posición para abordar los retos de futuro de la banca. El directivo de BBVA añade que el sector financiero, con una infraestructura tecnológica construida en los años 60 y 70 repetidamente parcheada, y una cultura poco afín a la de Internet, está lastrado para afrontar este reto.
Nada de todo esto es noticia. De hecho, se podrían mencionar otros retos que está viviendo la banca tradicional como la competencia creciente que les está llegando de las entidades crediticias P2P (créditos de particular a particular, como por ejemplo la española comunitae.com). O las monedas complementarias y alternativas, de las cuales el Bitcoin es la más famosa, pero sin duda no la única ni la más importante. La gran noticia es que Francisco González lo declare en la columna de opinión de The Financial Times.
¿Qué significa esta declaración? Es probable que el artículo sea un guiño a los gigantes de Internet para aproximarse a los gigantes financieros y tratar de provocar la fusión entre ambos. De ahí el hincapié de Francisco González en los seis años que BBVA ha invertido en modernizar sus infraestructuras tecnológicas. Pero desde un punto de vista estratégico, esa posible fusión tiene mucho más sentido para la banca que para las empresas tecnológicas pues, si el monopolio de la banca ha caído ¿para qué necesitan las tecnológicas a la banca? Allí donde la banca tiene su valor diferencial, su red de oficinas, es en los mercados maduros de los países desarrollados, mercados con poco potencial de crecimiento. Las posibilidades de crecer están en los países emergentes, y en esos países el crecimiento se está produciendo sobre todo a través de los canales de banca móvil. Nada impide a las tecnológicas, acompañadas quizá de las operadoras de telecomunicaciones, copar esos mercados desplegando sus modernos sistemas de interacción online y de banca móvil, ahogando así las opciones de crecimiento de la banca tradicional que se vería así abocada a una inexorable caída.
Resulta llamativo leer a Francisco González exponiendo el gran potencial de la banca convencional de ofrecer datos sobre los hábitos de compra de los usuarios a empresas como Amazon y Google, empresas que saben todo, y cuando digo todo es todo, de sus usuarios y clientes. Con los sistemas de análisis de grandes cantidades de datos, lo que se denomina Big data, y una interacción con el cliente cada vez más multicanal en la que internet esté presente, ese tipo de información es ya una realidad al alcance de muchas empresas, que nadie está buscando precisamente en los bancos.
Este incierto futuro del sector financiero encaja con las declaraciones de la troika de hace apenas una semana. En su reciente visita a España, los hombres de negro manifestaban su preocupación por la falta de rentabilidad de la banca, y animaban a las instituciones financieras españolas a salir al exterior. Lo que ocurre es que en el exterior se encontrarán con el panorama que he descrito antes.
Por lo tanto, estamos frente a un sector financiero que es todopoderoso hoy pero consciente de lo efímero de su hegemonía. Como un rey con el ejército enemigo a las puertas de la muralla, está buscando salidas o incluso buenas condiciones para la rendición, pero no va a vender barato su pellejo y va a ejercer su poder hasta el final, usando al gobierno para liquidar el país, pronto no quedará más que lo que esté atornillado al suelo, tal como ilustraba hace poco Simona Levi, en su exhortación para unirse en una propuesta ciudadana de mínimos que se ha denominado Partido x. Como ya he comentado, hace tan solo un par de semanas el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, admitía abiertamente lo que todos sabíamos pero su gobierno había estado negando hasta ahora: que los rescates del sector financiero los íbamos a pagar, en su momento, los contribuyentes con cargo a los presupuestos generales del estado, pues “ningún país puede vivir sin un sector financiero”. Resulta lamentable la abierta rendición de nuestros políticos a un poder que, no solo no representa la soberanía popular, sino que además es un poder sin futuro.
El poder financiero tiene un activo ilegítimo en su posición de domino actual. Tiene la protección declarada del poder político, que aprovecha una estructura política originalmente diseñada para distribuir la renta de arriba abajo, para hacer una redistribución de la renta en el sentido contrario y pagar así rescates e intereses de la deuda cada vez mayores a los bancos con cargo a las cuentas públicas y aplicar una política impositiva cada vez menos progresiva. En una sociedad un poco más democrática que la actual estarían corriendo ríos de tinta en la Academia y en los medios de comunicación, no habría nada de mayor actualidad política y económica que encontrar alternativas a este sector financiero (que es la parte fundamental del sistema monetario) sin el que no podemos vivir pero que tiene a la sociedad en una situación de secuestro. Ni siquiera hay que tener mucha inventiva, aunque solo fuese eso, podrían escuchar a Francisco González, que lo dice bien claro: el futuro de la banca es tecnológico. Pero no tiene por qué ser lo que Francisco González espera.
La sociedad civil puede quedarse presenciando el negocio, la venta ordenada de esa posición de privilegio y dominio que detenta el poder financiero, o un traslado de ese activo ilegítimo a nuevos y más competentes dueños: las empresas tecnológicas. O también puede prepararse para tomar cartas en el asunto y aprovechar que ya es oficial porque Francisco González lo ha dicho: el monopolio de la banca ha muerto.
Quizá es el momento de que la ciudadanía empiece a entender de dónde sale ese inmenso poder que doblega a los poderes políticos y comprenda cómo adquirir esta parte de la soberanía que claramente no está en el pueblo, pues esa soberanía ahora está a disposición del mejor postor.
Tenemos alternativas para no vender el patrimonio
La venta del patrimonio público parece ser la huída hacia adelante preferida de los gobiernos de este país. El viernes pasado el presidente del gobierno declaraba sin rubor en RNE lo que todos ya sabíamos, que el rescate bancario lo pagaremos todos los españoles por la vía de los presupuestos generales del estado. El agujero presupuestario se está cubriendo, como también sabemos todos, con recortes en los servicios públicos como educación o sanidad, pero también con la venta del patrimonio nacional. Hace dos meses, saltaba la noticia de la venta del 10% del Parque Natural de los Alcornocales.
En los presupuestos de 2014 de la Generalitat de Catalunya hay incluidos 842 millones € de ingresos previstos por la enajenación de patrimonio. Patrimonio perteneciente a los catalanes, que se va a vender en las peores condiciones de mercado posibles al mejor postor (¿extranjero?), simplemente para poder hacer frente a los pagos previstos. Esta pérdida de riqueza es equivalente a cuando no hay para comer y se malvende la casa, pero después se alquila a quien la ha comprado… pan para hoy y hambre para mañana.
Sin embargo, esta no es la única opción que tienen las administraciones públicas. Existen opciones que permitirían solucionar de otra forma los problemas de falta de liquidez. Recordemos lo que explicaba Ellen Brown en su libro “Telaraña de deuda” (1) respecto a una pequeña isla entre Francia e Inglaterra que tomó la determinación de no vender su futuro:
“Mientras los banqueros estadounidenses insistían en que el gobierno tenía que pedir prestado en lugar de imprimir el dinero que necesitaba, los residentes de un pequeño Estado insular en la costa de Inglaterra estaban llevando a cabo en silencio un experimento que mostraría que el argumento de los banqueros sobre el peligro de la inflación es una farsa. Guernsey se encuentra entre las islas del Canal británicas, a unos 75 kilómetros al sur de Gran Bretaña. En 1994, el Dr. Bob Blain, el Profesor de Sociología en la Universidad del Sur de Illinois, escribió acerca del notable caso de esta isla:
“En 1816 sus diques se desmoronaban, sus caminos estaban embarrados y sólo tenían 1,3 mt de ancho. La deuda de era de 19.000 libras. Los ingresos anuales de la isla eran de 3.000 libras de las cuales 2.400 necesitaban ser utilizadas para pagar los intereses de su deuda . No es sorprendente que la gente abandonase Guernsey, había poco trabajo.
Entonces, en 1816, el gobierno de Guernsey creó y prestó billetes sin intereses por valor de 6.000 libras. Unas 4.000 libras fueron utilizadas para iniciar las reparaciones de los diques. En 1820, otras 4.500 libras fueron emitidas, una vez más sin intereses. En 1821, otras 10.000; en 1.824, 5.000; en 1.826, 20.000. En 1837, 50.000 libras se habían emitido sin intereses para el uso principal de proyectos como diques, carreteras, el mercado, iglesias y colegios. Esta suma duplicó con creces la oferta monetaria de la isla durante este período de trece años, pero no se produjo inflación. En el año 1914, cuando los británicos limitaron la expansión de su oferta de dinero, debido a la Primera Guerra Mundial, el gobierno de Guernsey emitió otras 142.000 libras en los siguientes cuatro años y nunca miraron hacia atrás. En 1958, más de 542.000 libras se habían emitido, todo ello sin inflación.
“Guernsey tiene un impuesto sobre la renta, pero el impuesto es relativamente bajo (una tarifa “plana” del 20 por ciento), y es simple y sin escapatoria. No tiene un impuesto sobre sucesiones, no hay impuesto de ganancias de capital, ni ninguna deuda federal. Los bancos comerciales dan servicio a prestamistas privados, pero el gobierno no se endeuda. Cuando se quiere crear una infraestructura o servicio público, sólo se emite el dinero que se necesita para pagar el trabajo. El Gobierno de Guernsey ha estado emitiendo su propia moneda desde hace casi dos siglos. Durante ese tiempo, la oferta de dinero ha crecido cerca de 25 veces su tamaño original, sin embargo, la economía no se ha preocupado por la inflación de precios, y se ha mantenido próspera y estable (2).
“Muchos otros países también han emitido con éxito su propio dinero, pero Guernsey es uno de los pocos que se han quedado fuera del radar el tiempo suficiente para escapar de los ataques encubiertos de un cártel bancario internacional que pretende monopolizar la capacidad de crear el dinero.”
El secreto de la ausencia de inflación es que el dinero invertido en economía productiva (la construcción de infraestructuras necesarias lo es) genera directa o indirectamente nuevos productos y servicios que se pueden comprar con ese nuevo dinero. La condición para que se produzca inflación es que haya demasiado dinero en el mercado tratando de comprar demasiados pocos bienes y servicios. Por lo tanto, para mantener la inflación a raya hay que invertir en la creación de nuevos bienes y servicios que tengan demanda real y efectiva en el mercado, o que sirvan para propiciar su producción.
Hace unos días Valor Afegir de TV3 hizo un reportaje sobre monedas sociales en que se presentaba el proyecto Eurocat, al que contribuyo. Si la Generalitat participase en proyectos como este, no tendría que dilapidar el patrimonio de los catalanes… Y además se ahorraría los 2.077 millones € que tiene presupuestado pagar en intereses de la deuda.
Nota añadida 12/12/2013: Tras algunos comentarios debo hacer una aclaración. El caso de la isla de Guernsey no puede llevarnos a la conclusión de que el Estado puede emitir dinero sin control y mucho menos para cualquier propósito. Se pueden documentar casos claros en los que los Estados, especialmente para poder sufragar conflictos bélicos, han sobre-emitido la moneda nacional, que ha acabado perdiendo valor y generando inflación. Lo que este artículo pretende es demostrar es que ese mal uso de la emisión monetaria por parte de los Estados no tiene por qué ocurrir y también, que la solución a esa eventualidad no pasa por obligar al Estado a pedir prestado a bancos o mercados financieros. La solución es que esa capacidad de emisión monetaria esté controlada por la ciudadanía para que se produzca en la cantidad y para los propósitos democráticamente elegidos.
(1) Extracto de Ellen Brown “Web of Debt” – Third Millennium Press – Baton Rouge, Louisiana – EEUU. Página 115.
(2) Bob Blain, “The Other way to Deal with the National Debt”, Progressive Review (Junio 1994)
Moneda virtual, moneda alternativa
Proyecto Eurocat
Estamos creando la web del proyecto Eurocat. Un proyecto destinado a crear una moneda posindustrial en Cataluña. La web estará accesible en el dominio www.euro-cat.cat dentro de muy poco tiempo. Os mantendré informados.
Monedas de cambio RTVE2
Documental “Monedas de cambio” emitido ayer en la RTVE2, en el que aparezco, junto con otros muchos amigos. Excelente trabajo de síntesis: entretenido e informativo. Espero que os guste.