El poder financiero, una guía política

En el número 118 de agosto de 2012 de la revista PAPELES de relaciones ecosociales y cambio global aparece un artículo mío con el título de este post. Está disponible en: http://bit.ly/SiTdOy

Este es un número interesante, dedicado a ofrecer distintas reflexiones sobre alternativas a la crisis actual. A continuación copio el índice de su contenido:
INTRODUCCIÓNENSAYO
– Reflexiones en torno a Polanyi y la actual crisis capitalista. Nancy Fraser.
ESPECIAL. ALTERNATIVAS II. CONCRETANDO DEBATES
– Crisis económica y ecológica: causas, causas profundas, soluciones. David Schweickart.
– Alternativas al sistema monetario actual: un breve repaso. Óscar Anchorena, Irene García De Yébenes, Carmen Madorrán, Carlos Martínez Núñez, José M. Naredo.
– El poder financiero. Una guía política. Susana Martín Belmonte.
– Reparto del trabajo y modelo social. Albert Recio.
– El stock de viviendas vacías como resultado de un proceso de producción espacial vinculado al «modelo urbano de la renta del suelo». Alfonso Álvarez Mora.
– Afrontar la crisis a la islandesa: ¿un cuento o una realidad? Pablo Aguirre Carmona y Nuria Alonso.
– Impuesto sobre transacciones financieras: un imperativo para los derechos humanos. AWID, CIVICUS, Center for Economic and Social Rights, Center of Concern, DAWN, ESCR-Net, IBASE, Norwegian Center for Human Rights, Social Watch.
– Alternativas a un transporte petro-dependiente. Paco Segura.
– Mercado Social: construir y experimentar proyectos económicos alternativos. Toño Hernández.
– El 15M y la razón indignada. Josep Maria Antentas y Esther Rivas.
– Los derechos humanos ante las crisis capitalistas. Guillermo García.
PANORAMA
– Ataque a los comunes: el caso de la costa. José Antonio Errejón y Fernando Prieto.
– La PAC, una política de subvenciones a la industria alimentaria. Ferrán García Moreno.
ENTREVISTA
– Entrevista a Raúl Zibechi. Por José Luis Fernández Casadevante
– Entrevista a Carlo Petrini. Por Monica di Donato

Dr. Doom: Prepárense para el rescate de España…. y lo que venga

Nouriel Roubini, uno de los economistas que predijo la crisis de 2008, anunció el día 9 de Mayo la ayuda del gobierno de España a Bankia (que en realidad era ya nacionalización), lo que aprovechó para indicar que a España le quedan dos telediarios para seguir la senda del rescate que antes habían seguido Islandia, Grecia, Portugal e Irlanda.
Roubini nos explica en este artículo que el rescate puede hacer ganar algún tiempo, pero incluso así, sin crecimiento económico no hay salida a medio-largo plazo, y eso requeriría una política monetaria más laxa y deflación, un euro más débil. Pero un euro débil implica la apreciación de otras monedas, monedas de países que no quieren perder la competitividad que esto implica, hasta el punto de que la presidenta de Brasil, Dilma Roussef, hace un par de meses le dijo a Angela Merkel que no querían el dinero barato de los países ricos, en clara alusión a este tipo de políticas. La salida a esta situación, bajo los parámetros actuales, es un crecimiento económico que, ni es previsible, ni cambia en esencia el sistema que nos ha traído a este punto.
El proceso de conversión de deuda privada en deuda pública parece inexorable. Mientras los ciudadanos tenemos que sufrir el desmantelamiento del estado del bienestar y el espolio de lo público, los bancos reciben todo el dinero público que necesitan. Decir que el poder financiero está dictando la política, cualquiera que sea el partido que gobierne, empieza a ser un lugar común.
Paralelamente, el dinero, como tecnología, sigue su evolución. A principios de marzo, en el Mobile World Congress de Barcelona, quedó de manifiesto que una de las grandes esperanzas para el crecimiento del sistema económico en el futuro es la bancarización de las dos terceras partes de la población mundial, que aún no están en el sistema bancario. Y esto se va a producir con la colaboración de las operadoras telefónicas y gracias a los sistemas de pago por móvil. Telenor, Telefónica, Vodafone, y otras operadoras anunciaron que tienen ya sus servicios de pago por móvil listos para colonizar Asia, África y América Latina.
El mismo día 10 de mayo, en que toda la prensa cubría la noticias de la nacionalización de Bankia, el País publicaba un artículo sobre el pago por móvil titulado: “Una economía sin dinero”, originalmente publicado en el New York Times, en el que se mencionan no solo a las operadoras de telecomunicaciones sino a otros sistemas como Google Wallet. Estos dos fenómenos, la hegemonía del poder financiero y la evolución en la tecnología del dinero, aparecen desconectados, en páginas diferentes de la misma prensa económica. Es como si la crisis financiera no hubiera tenido ninguna relación con cambios esenciales en el sistema monetario como fue el abandono del patrón oro en 1971, o la progresiva digitalización de los medios de pago. Sin embargo, estos cambios tecnológicos han cambiado la esencia del dinero y, por lo tanto, muchos de los supuestos de partida de los modelos económicos que nos gobiernan ya no son correctos.
La evolución tecnológica del dinero y del crédito no va a parar y no parece que ni una sola de las ventajas que pueda aportar esa tecnología a la sociedad (que son bastantes) se quieran aplicar a modificar los principios de funcionamiento del sistema monetario y financiero para cambiar alguna de las circunstancias actuales: el sometimiento que sufrimos ante el poder financiero o el imperativo de crecimiento del sistema económico. Tal vez valdría la pena explorar la posibilidad de que la crisis financiera tenga su origen en los principios fundamentales del sistema monetario y financiero. Keynes lo hizo.
 

La deuda importa

Me gustaría compartir este interesante post de uno de mis blogs favoritos de Economía en el que se insiste en una evidencia silenciada de forma sistemática: el nivel de deuda es importante y condiciona la marcha del sistema económico de forma determinante.
No es por casualidad que los economistas que públicamente anunciaron la crisis de 2008 se basaron en la escalada de deuda (pública y privada).
Uno de estos economistas, Steve Keen, vuelve a constatar la ceguera de la ortodoxia económica respecto a la importancia del volumen de deuda del sistema, según se relata en este artículo, del que extraemos esta cita*:

Incluso después de mostrar evidencia empírica sobre el impacto que el aumento y caída de la deuda privada sobre la economía, tanto ahora como durante la Gran Depresión, no pude convencer a varios de los académicos en el auditorio de la importancia de la deuda privada. Siempre volvían a lo mismo: “la deuda de una persona es el activo de otra persona, por lo tanto el nivel de deuda, no importa”.

En mi libro Nada está perdido en el que presento un sistema monetario dinámico denominado R-economía, ya establezco que en un sistema económico la deuda debe ser igual al dinero en circulación, cosa que no ocurre en el sistema monetario y financiero actual.
Mi propuesta va mucho más allá de lo que defiende Steve Keen en este párrafo, pero no querer ver ni esto, ni siquiera a toro pasado, es increíble… Los niveles de deuda afectan, como mínimo, a la capacidad de pago de los agentes y a su propensión al consumo, es imposible que no afecte a la economía real.
Claro que, desde otro punto de vista, quitarle importancia a los niveles de la deuda privada ayuda a silenciar el fraude a la ciudadanía que estamos viendo cometer con todo el desparpajo delante de nosotros: convertir la deuda privada en deuda pública. No prestar atención a los niveles de deuda privada hace que, cuando llega el momento en que el Estado asume la deuda privada, el proceso tiene la apariencia de algo imprevisible e irremediable.
Y así llegamos a donde estamos: en el sector financiero las ganancias se privatizan y las pérdidas se socializan. ¿Qué clase de contrato social es éste?
(*) La traducción es mía.