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Etiqueta: control social del crédito

El Parlamento británico descalifica a los bancos como creadores monetarios y discute quién debería crear el dinero

28/11/2014 Susana6 comentarios

En un debate del parlamento británico el pasado 20 de noviembre se abren nuevas vías a formas de creación monetaria no ortodoxas y se critica con dureza el papel de los bancos como creadores de dinero.
1024px-Houses.of.parliament.overall.arpEl debate titulado Creación Monetaria y Sociedad fue un debate histórico que debería replicarse en todos los países, pues se pusieron de manifiesto una buena parte de los aspectos políticos asociados a la creación monetaria y al sistema financiero. La creación del dinero, recordemos,  en la actualidad está en manos en los bancos comerciales principalmente, que crean dinero bancario, la mayor parte del dinero que existe en manos del público.
Tal como muy bien resumía la Secretaria Económica del Tesoro, Andrea Leadsom, este fascinante debate se celebraba para considerar si, en lugar de arreglar el sistema actual, no sería mejor tirarlo a la basura y empezar de cero. Que el parlamento de un país tan conservador como el Reino Unido se plantee siquiera algo así, nos da la idea correcta respecto a lo oportuno de revisar en profundidad del modelo bancario actual. Como dijo otro ocurrente diputado, no tiene sentido discutir aspectos casi de tipo feng shui del mobiliario de la reforma [bancaria] cuando hay cuestiones esenciales que resolver respecto a los mismísimos cimientos del sistema.
La mayoría de los aspectos políticos esenciales que conlleva la creación monetaria han quedado de manifiesto en este debate. Me referiré más tarde a los que estuvieron ausentes. La cámara británica mostro bastante consenso en el diagnóstico del problema. Algunos diputados incluso utilizaron los formalismos apropiados para tratar a compañeros de partido para dirigirse a la oposición, de tan en acuerdo como estaban. Donde hubo posturas diferentes fue en las soluciones propuestas, ya que los conservadores proponían una solución basada en la liberalización del sector mientras que los laboristas proponían la solución contraria: que solo el Estado tuviera capacidad de crear dinero o que, si los bancos mantuviesen la capacidad de crear dinero que tienen ahora, fuesen tasados con una tasa de señoreaje por disfrutar de esa capacidad.
 
Respaldo a la visión de que son los bancos quienes crean el dinero
En esencia, la cuestión es que el sistema monetario actual está basado en gran medida en el sistema financiero. El diputado conservador Steve Baker iniciaba la exposición parafraseando a J.K. Galbraith sin citarlo: “el proceso [por el cual se crea el dinero] es tan simple que repele a la mente”. El sistema bancario, compuesto por unos bancos que siguen el modelo de reserva fraccionaria, crea el dinero bancario, la mayor parte del dinero en circulación. Lo hacen sobre todo al dar préstamos (aunque también pueden crear dinero de otras maneras).  La ley bancaria de 1844 prohibió en el Reino Unido la creación de billetes por parte de los bancos comerciales con el ánimo de reducir la inversión especulativa y arriesgada que en aquel momento se observaba (la historia no deja de repetirse), pero esa ley no fue capaz de reconocer que los depósitos bancarios funcionaban igual que los billetes, así que falló en su propósito de prohibir la creación monetaria de dinero bancario. Después de una larga campaña de la organización Positive Money para probarlo, organización que fue mencionada en varios momentos del debate, con actividades como la publicación del libro “Where does Money Come From?” y la recopilación de testimonios en su web, el Banco de Inglaterra recientemente publicó un artículo (2) en el que se reconocía esta realidad, largamente eludida: los bancos son los que crean la mayor parte del dinero en circulación. Ahora, este debate parlamentario confirma esta realidad, que ni un solo diputado negó.
 
Llamada clara a una reforma monetaria en profundidad
Captura de pantalla 2014-11-28 15.33.21La crisis financiera de 2008 ha revelado muy importantes grietas en el sector financiero,  en los mecanismos mediante los cuales el crédito es canalizado. Si unimos el hecho de que los bancos han asignado mal los recursos en la otorgación del crédito y que al hacerlo además, estaban creando dinero, resulta que la crisis financiera no es otra cosa que una crisis monetaria (3). Lo cual debe llevarnos, no a una reforma del sistema financiero, sino a un replanteamiento del mismo en sus cimientos, y a cuestionar si tiene sentido que sistema bancario tenga la capacidad de crear dinero, en vista de cómo ha utilizado esa capacidad en el pasado. El principal ponente del debate, el conservador Steve Baker, dijo explícitamente

Afortunadamente la institución del dinero es una institución humana y social que cambia, ha cambiado mucho en el siglo XX y creo que debería cambiar más.

en otro momento del debate hizo alusiones a dichos cambios, por ejemplo, el abandono del patrón oro en 1971. Michael Meacher, diputado laborista, dijo:

estoy de acuerdo en que necesitamos un cambio estructural mucho más amplio. No es una cuestión de retocar alguna cosa aquí y allá. La cuestión central de este debate es quién debería crear el dinero. ¿Hubiera el Parlamento jamás votado delegar el poder de crear dinero a los mismos bancos que causaron esta horrenda crisis financiera que el mundo sigue sufriendo? Yo creo que la respuesta sin duda es no.

 
Fallas del sistema bancario como creador de dinero
Algunas disfunciones del sistema bancario fueron mencionadas, como que el sistema bancario no es un sistema de libre mercado, como aparenta ser, sino “el más odioso lío corporativo”. El sistema monetario distorsiona el sistema de señales que supone el sistema de precios y por lo tanto altera la información sobre los deseos de la gente y los recursos disponibles. Los efectos distributivos del sistema monetario también fueron mencionados sin escatimar detalles. El conservador explicó que, “si los bancos son los que crean el dinero, no es de extrañar que sean los más ricos”. Se aludió a un estudio sobre los efectos distributivos de la flexibilización cuantitativa y se concluyó que, a pesar de que el público en general estaba mejor que si no hubiese existido,   también había servido para inflar los precios de los activos de la gente más rica y más mayor. Según el banco central el 40% de los activos cuyo precio ha sido inflado están en manos del 5% de los hogares, siendo el 80% de esas personas mayores de 45 años (4).
La ineficiente asignación de los recursos también fue criticada por todos los partidos como poco adecuada a los intereses de la población en general, ya que los bancos usan la capacidad de crear dinero en su propio interés: con solo el 8% del crédito dedicado a financiar empresas productivas y otro 8% a crédito al consumo, el crédito restante fue destinado a la compra de activos, en muchas ocasiones en operaciones especulativas. Todo ese crédito destinado al sector inmobiliario solo ha servido para encarecer la vivienda y por lo tanto el coste de la vida y no para crear riqueza. Ha sido incluso mencionado en varias ocasiones que, si el dinero de la flexibilización cuantitativa no ha estado bien empleado aportándoselo a sistema bancario, quizá sería más interesante dárselo directamente a la gente (lo cual, aunque no se haya mencionado explícitamente en el debate, abre la posibilidad de un sistema monetario y financiero donde el nuevo dinero se inyecta directamente a la ciudadanía, muy compatible con los modelos de renta básica), o a proyectos de energías renovables y vivienda. Este concepto de dar directamente el dinero a la gente, ha sido ilustrado en ocasiones del debate con la conocida metáfora del dinero lanzado desde un helicóptero que hizo popular Milton Friedman (5).
Incluso un diputado conservador  que defendía el sistema bancario tal como es (Peter Lilley), hacía referencia a la inherente inestabilidad de los bancos por su funcionamiento basado en el modelo de reserva fraccionaria. Se dan dos circunstancias para que esto sea así: 1. La propensión del sistema bancario a concentrarse y a crear entidades demasiado grandes para caer, y 2. El hecho de que dejar caer una de esas entidades llevaría a todos los depositantes de otros bancos también a dudar de su fiabilidad y a retirar sus depósitos, con la consecuente quiebra del sistema financiero debida al pánico bancario. Esto jamás ha sido entendido adecuadamente por los reguladores. Lo cual llevó a debatir esta cuestión del “riesgo moral”  que, según algunos diputados, resulta en unas entidades imposibles de regular, ya que la obligación de rescatarlas por parte del Estado, resulta en la total impunidad sobre su comportamiento, a efectos prácticos. Igual de graves son las acusaciones que Steve Baker mencionó citando al economista español Huerta de Soto, según las cuales la creación monetaria por parte de los bancos es no solo un fraude sino la causante del ciclo económico.
 
Propuestas
El conservador Steve Baker, principal ponente del debate, ha pedido tres cosas: seguir con la flexibilización cuantitativa para probar la falsedad de los principios que sustentan el sistema. Básicamente vino a plantear que cuanto peor, mejor, y que hasta que el sistema no caiga del todo no se podrá probar la falsedad de las ideas en las que se sustenta.  En segundo lugar, para el momento en que el sistema se autodestruya, habrá que tener alguna alternativa, por lo que ha defendido la experimentación con nuevos modelos monetarios, como bitcoin (aunque no lo ha mencionado, hay otros modelos alternativos monetarios de carácter más social como el WIR suizo, o el banco sin intereses JAK en Suecia o los sistemas basados en compensación de pagos con crédito mutuo, etc…). Y por último, ha propuesto que Reino Unido se convierta en un centro mundial de innovación monetaria.
El laborista Michael Meacher ha pedido que se ponga en marcha un sistema que defendió Adair Turner, el presidente de la FSA (la autoridad regulatoria de los servicios financieros) que se ha venido a llamar Dinero soberano (4) en el que el único creador de dinero es el Estado y los bancos deben mantener una reserva del 100% de los depósitos. Esta propuesta también incluye la posibilidad de restringir el crédito  (otorgado con el nuevo dinero creado por el banco central) solo a la economía productiva. La posibilidad dirigir de forma centralizada las finanzas, que ha tenido muy buenos resultados en los países asiáticos, también fue mencionada pero no está incluida en la propuesta.  Otro laborista, Austin Mitchell, también habló de la importancia de la función crediticia, y sobre todo de su aspecto social, acabó sin embargo con la decepcionante y simple propuesta de que se tasará a los bancos por llevarla a cabo, como una fuente de señoreaje  para el Estado.
Captura de pantalla 2014-11-28 15.34.02Meacher también pidió la creación de una  comisión monetaria para evaluar pros y contras de cambiar el sistema de reserva fraccionaria por un sistema de reserva total. Varios diputados reconocieron su ignorancia respecto al funcionamiento del sistema monetario y su incapacidad de tomar las decisiones adecuadas para el país en esas condiciones y por ello apoyaron la propuesta.
Por último, la secretaria económica del tesoro ha mencionado las medidas que su gobierno está poniendo en marcha para reparar el sistema actual. Se ha opuesto a la creación de una comisión monetaria (alegando que hay muchas comisiones en marcha sobre ese tema) y ha asegurado que, en lugar de una comisión, el subgobernador del Banco de Inglaterra, Andy Haldane, tendrá el encargo de investigar posibles alternativas al sistema monetario actual:

Necesitamos continuar abordando la innovación, tanto en el “software” de los medios de pago, como en el “hardware” de nuevos sistemas monetarios, como las cripto-monedas (bitcoin y otros derivados de su código) y monedas digitales, pero debemos hacerlo con precaución. En noviembre hicimos una llamada a nuevas informaciones, invitando nuevas visiones y pruebas de los beneficios y riesgos de monedas digitales, de forma que estas monedas digitales puedan esperar poder establecerse en el Reino Unido y la gente pueda esperar utilizarlas con seguridad.

Algunos otros temas muy interesantes fueron mencionados, como la posibilidad de limitar las rentas de la propiedad, etc., y por eso invito a los lectores a leer el debate completo o seguirlo por vídeo (1), la traducción al castellano estará disponible en algún momento (7). La variedad de los temas y la profundidad en su tratamiento lo merece, sin embargo, me gustaría ahora mencionar todo lo que podría haber sido tratado en este debate y no lo fue.
 
Lo que no se dijo
En primer lugar, la deuda. No se entró suficientemente en detalles respecto al impacto del diseño del sistema monetario y financiero actual como mecanismo de creación de una deuda impagable para la sociedad. Y es que, crear dinero dando créditos significa que por cada euro o libra o dólar creado, hay una deuda mayor (el principal y los intereses del crédito), lo cual nos lleva a una situación en que la deuda, por diseño y de forma inexorable, es siempre mayor que el dinero disponible para pagarla. Por poner solo un ejemplo, el segundo trimestre del 2012 en EEUU según datos de la FED, la deuda era de algo más de 50 mil millones, mientras que el dinero en circulación (M2) era de algo más de 9 mil millones de dólares.
En segundo lugar, la vinculación entre el sistema financiero y el medioambiente fue mencionada por un diputado, pero sin entrar en detalles. Se perdió así una ocasión impagable para poner de manifiesto que ese mecanismo de deuda-trampa o deuda impagable, nos lleva a un imperativo de crecimiento económico permanente, pues como hemos visto, dependemos de nueva creación monetaria para pagar las deudas pasadas y como el nuevo dinero viene de los préstamos bancarios sobre todo, necesitamos crecimiento económico constante, que es el requisito principal para que los bancos otorguen créditos. El sistema monetario actual es estructuralmente insostenible. Aquí es importante mencionar que eliminar el imperativo de crecimiento económico no significa no crecer, necesariamente, solo significa que podemos crecer cuando sea oportuno y no hacerlo cuando no lo sea; significa no forzar el crecimiento de forma artificial con obsolescencia programada ni fomentando la cultura del consumismo.
Otra cosa que allí no se trató, porque en Reino Unido no tiene sentido pero en la Zona Euro sí,  es qué sentido tiene el que el Estado pague un diferencial de interés a los bancos por financiarse, supuestamente porque el banco soporta el riesgo de financiar al Estado, cuando la banca está siendo rescatada por el Estado, lo que demuestra que el Estado es quien está asumiendo el riesgo de los bancos en la práctica. El Estado no puede pagar el riesgo de su propia financiación a un sector que ha sido avalado y rescatado por el propio Estado, es absurdo. Y mucho menos cuando la situación de concentración en el sector bancario no ha hecho sino avanzar, lo que resulta en un riesgo moral multiplicado y creciente que obliga aún más al Estado a responder ante cualquier quiebra bancaria.
Tampoco se profundizó lo suficiente en las funciones del crédito, y su diferencia con respecto a las funciones del dinero, que J.A. Schumpeter distinguía perfectamente en su teoría crediticia del dinero. Tampoco se hizo mención a la función social del crédito, que este mismo autor esbozó con su propuesta de que la banca fuese una especie de “contable social”.
Por último, hay otras grandes implicaciones a nivel de teoría económica de todo lo tratado en este debate que no han sido ni mencionadas. Ese principio ortodoxo que dice que hay que generar ahorro para poder invertir necesita revisión urgente. Este debate ha revelado el sistema financiero en su verdadera dimensión de creador monetario. Esto significa que cuando hace falta, el dinero se crea sin más. Para posibilitar el consumo y la inversión los bancos dan créditos y crean los depósitos. Estos depósitos, aunque no son ahorro, podrían ser denominados “ahorro potencial” porque puede llegar a ser ahorro. Una vez el dinero es creado y se usa para pagar aquello que el prestatario deseaba financiar, el dinero estará en el circuito económico,  sirviendo para realizar transacciones o depositado en algún punto del sistema bancario como ahorro. Tanto ahorro como inversión nacen a la vez, en el sistema actual, y se igualan por definición si tomamos el sistema bancario en su conjunto.  Por lo tanto la idea de que es necesario generar ahorro ha perdido su sentido original. Y si eso no tiene sentido, la idea misma de premiar el ahorro con un tipo de interés tampoco tiene mucho sentido. Yo considero que esto es un avance para la humanidad, un avance que está en malas manos y ha sido mal  utilizado, pero un gran avance. Las propuestas que hemos escuchado en este debate son propuestas encaminadas a volver a ese pasado en el que podíamos invertir sólo en la medida en que teníamos oro (o cualquier cosa comparable) guardado en una caja fuerte, o podíamos pagar para que alguien nos lo prestara. Sin duda, esta no es la única opción y esperemos que la investigación monetaria heterodoxa encargada a Andy Haldane lo ponga de manifiesto. Democratizar y descentralizar el poder del crédito es posible. Yo lo llamo soberanía financiera ciudadana.
Este es el primer debate parlamentario sobre el sistema monetario en mucho tiempo, esperemos que haya muchos más y que en nuestro país empiece a haberlos muy pronto.
 
(1)    Publicado desde la página 21 a la 38 de este pdf que recoge la transcripción del debate: http://www.publications.parliament.uk/pa/cm201415/cmhansrd/chan64.pdf. El vídeo del debate disponible aquí: https://www.youtube.com/watch?v=EBSlSUIT-KM
(2)    “La creación monetaria en la economía moderna” en el boletín del Banco de Inglaterra de Abril 2014: http://www.bankofengland.co.uk/publications/Documents/quarterlybulletin/2014/qb14q101.pdf
(3)    Esto mismo lo reflejé en mi artículo titulado ¿Crisis financiera o crisis monetaria? en agosto de 2013: https://soberaniafinanciera.org/?p=274
(4)    The Distributional Effects of Asset Purchases. Bank of England, 12 July 2012: http://www.bankofengland.co.uk/publications/Documents/news/2012/nr073.pdf
(5)    Ver una explicación en la página 13 de este documento de Antonio Argandoña: http://www.iese.edu/research/pdfs/DI-0193.pdf
(6)    Propuesta de Adair Turner, presidente de la FSA (el órgano regulador financiero en Reino Unido) en este discurso: http://www.fsa.gov.uk/static/pubs/speeches/0206-at.pdf
(7)    Aquí pondremos el enlace a la traducción cuando esté.

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La reputación es el dinero de la nueva economía

30/09/2012 Susana

Aprovechando el ilustrativo vídeo de Rachel Botsman en TED que incluyo más abajo (gracias a Albert Cañigueral por difundirlo) , me gustaría escribir sobre la necesidad de recuperar la reputación como valor social, pues la reputación es esa pieza que falta en la sociedad y que necesitamos para poder poner en marcha un control social del crédito.
Hay muchas razones por las que un ciudadano tiene derecho a exigir el control social del crédito. La más evidente es que el riesgo financiero es público. Por ejemplo, parece que los españoles tenemos que pagar con nuestros impuestos la deuda que el sistema financiero no pueda devolver a sus acreedores (además de sufrir la crisis de la economía real que ha generado ese sistema en términos de quiebras, desempleo, etc.). Si esto es así, sería lógico que la ciudadanía hubiese sido consultada en el momento en que las entidades financieras tomaron la decisión de financiar masivamente el sector inmobiliario, que es lo que les ha llevado a esta situación que ahora tenemos sobre nuestras espaldas.  El hecho de que el riesgo financiero sea público implica que las decisiones relativas al riesgo financiero pertenecen al público por derecho.
Sin embargo ¿cómo articular ese control social del crédito? Que la ciudadanía tenga derecho al control del crédito no quiere decir que tenga herramientas para tomar adecuadamente esas decisiones. Y es ahí donde entra la reputación. En el pasado, la reputación de una persona era su mayor activo. La gente hacía honor a su palabra por ética pero también porque cumplir la palabra significaba tener la confianza de la comunidad, significaba tener crédito, literalmente, y todos los beneficios asociados a él.
El crédito hoy depende de cuánto valgan tus propiedades y otros activos, y de cuán líquidos sean éstos. La sociedad civil puede desarticularse hasta el completo anonimato mutuo, porque da igual. La reputación se ha perdido como valor social, pero no es que se haya perdido totalmente. La reputación sigue viva: está en los informes de riesgo crediticio que usa el sistema financiero. Allí aparece cualquiera que deje de pagar un recibo. Es información que manejan generalmente los bancos, porque son los que dan el crédito.
Lo que explica Rachel Botsman a continuación significa la democratización de los informes de riesgo crediticio, la vuelta del control de la reputación a manos de la sociedad, no solo del consumo de la reputación, sino de su generación. Este retorno se lo debemos a la incipiente tendencia del consumo colaborativo.
Ya que el vídeo de momento solo está en inglés, haré acopio de las citas más interesantes:

La reputación es lubricante socio-económico que hace que el consumo colaborativo sea funcional y escalable.
La reputación será el dinero que dice que puedes confiar en mí.
Una buena reputación puede ser usada para comprar cooperación de los otros, incluso de gente que nunca hemos conocido.
Creo que estamos a punto de iniciar una revolución colaborativa que será tan significativa como lo fue la revolución industrial.

Y la mejor:

En el siglo XX, la invención del crédito tradicional trasformó nuestro sistema de consumo y, en gran medida, controlaba quién tenía acceso a qué. En el siglo XXI, nuevas redes de confianza, y el capital-reputación que generan, reinventarán la forma en que concebimos la riqueza, los mercados , el poder y la identidad personal, en formas que no podemos ni siquiera imaginar.

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Soberanía financiera ciudadana

19/09/2012 Susana

Compartir moneda es colaborar
La soberanía financiera ciudadana se traduce en una serie de derechos que se derivan de nuestra pertenencia a un sistema económico, igual que los derechos humanos se derivan de nuestra condición humana y nuestros derechos civiles se derivan de nuestra pertenencia a una determinada sociedad nacional. Nuestra condición de «engranajes» del sistema productivo, de miembros de la economía de mercado en la que participamos como trabajadores, empresarios o consumidores tiene que ser elevada a una condición no servil que nos permita adquirir control sobre nuestro destino. Estos derechos se podrían formular así:
• El derecho de toda la población al trabajo y a acceder al tiempo libre generado por los aumentos de productividad que nuestras sociedades han ganado. No hay razón para el desempleo.
• El derecho a participar en la formación del futuro de nuestras sociedades, participando en el proceso de configurar los criterios para la financiación en nuestra moneda. Ya que el riesgo de la financiación es público, a todos nos corresponde el derecho a tomar parte en su gestión, especialmente en los principios que lo determinan.
• El derecho a no colaborar en un sistema monetario y financiero que exige el crecimiento infinito del sistema económico y, como consecuencia, con la destrucción del planeta y la sobre-explotación de la raza humana.
• El derecho a no colaborar con actividades de fabricación de armas, tráfico de drogas, proxenetismo, especulación, corrupción, etc. a base de no compartir moneda con quienes las desarrollan. Tenemos derecho a no prestar nuestra energía vital a cualquier actividad cuyos resultados no nos interesen, desvinculándonos de la moneda que ellos utilicen.
• El derecho a renunciar al cobro de intereses por nuestro dinero, a cambio de no pagarlos cuando lo tomemos prestado y de someternos, en el uso del crédito, a los límites establecidos por los principios que el interés general determine.
Martín Belmonte, Susana. Nada está perdido (Icaria 2012) pag. 174

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